El alias InkaRoot se convirtió en tendencia tras vulnerar los sistemas de la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional del Perú (Dirin-PNP). “Quería un nombre que se identificara con el Perú. Los incas representan nuestra raíz y grandeza, mientras que root es un término usado en ciberseguridad”, explicó en entrevista con La República.
El ataque reveló más de 2 GB de documentos internos, entre los que figuran reportes de amenazas a jefes de Estado, seguimientos a congresistas y periodistas, e incluso información sobre agentes encubiertos. Para el hacker, este episodio —al que denominó DirinLeaks— demuestra que “la ciberseguridad del Estado peruano es débil” y que el país está expuesto a actores extranjeros interesados en desestabilizarlo.
InkaRoot justificó haber elegido a la Dirin-PNP como objetivo porque era “una unidad clave” encargada de la vigilancia política y mediática. “Queríamos demostrar lo vulnerables que están nuestras instituciones frente a ataques cibernéticos”, sostuvo. Además, advirtió que “tenemos en la mira a más objetivos corruptos, incluida Dina Boluarte”, lo que eleva la tensión política alrededor del caso.
Desde la filtración, el ministro Juan José Santiváñez, y la propia Policía Nacional han tratado de restar importancia a lo revelado. Sin embargo, el hacker se reafirma: “Eso es ser hacktivista: señalar, exponer y atacar la corrupción, sin importar el nombre de la institución. Mi motivación es una sola: poner la verdad frente al pueblo”.