Emilio Ramírez Pro, se enfrenta a la traición más profunda: la de sus propias hijas (Yennifer e Ivon), quienes fruto de la ambición, demolieron el hogar familiar para reclamar su parte de la herencia, en Arequipa, la cual fue dejada por su difunta madre, Aurelia Nina Paucar.
Emilio, ya debilitado por problemas de salud, vio cómo el sueño de toda una vida quedó derrumbado ante sus ojos sin poder hacer nada. Mientras las lágrimas recorrían sus mejillas, recordó los sacrificios compartidos con su compañera de vida y que ahora quedaron reducidos a escombros.
“Ellas me obligan a darles la herencia. No he firmado porque me enfermé y me amenazaron. Cuánto daño me ha hecho, pero Dios es grande”, expresó Emilio entre lágrimas.
El adulto mayor quedó visiblemente afectado por las personas que más quiso, pese a haberles brindado todo, incluso costear estudios y viajes a Estados Unidos. La ingratitud de sus hijas lo ha dejado sin aliento.
¿Pero cómo terminó la vivienda destruida? La situación escaló a tal punto que sus hijas, junto a sus esposos, llevaron un tractor para derribar la casa familiar.
“Yo soy su padre y estoy enfermo. Qué les cuesta esperar. No sé qué clase de hija he traído, la desconozco”, manifestó el padre de familia.
La imagen de un tractor derribando la casa, el símbolo de su amor y esfuerzo, es una herida que jamás cicatrizará.