En una casa modesta, donde el tiempo ha dejado su marca en las paredes, Manuela Begazo Palomino recibe una noticia que cambiará su vida. Nacida un 4 de marzo de 1926, ha llegado a los 99 años con la fortaleza de quien ha resistido las adversidades. Hoy, gracias al trabajo y seguimiento del personal de la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA), accede por primera vez a la Pensión 65.
A unos kilómetros de distancia, bajo el Puente Grau, José Rupailla, de 72 años, también ve un cambio en su destino. Su realidad, marcada por el abandono y la precariedad fue atendida por la comuna, tras un exhaustivo seguimiento fue incorporado al programa.
Para que historias como estas sean posibles, personal de la unidad local de empadronamiento (ULE) de la Subgerencia de Programas Alimentarios y Vaso de Leche realiza procesos meticulosos en el empadronamiento para obtener la clasificación socioeconómica.
Ahora, cada mes, tanto Manuela como José recibirán 250 soles, un apoyo modesto pero vital para aliviar su día a día. Como ellos, otras 27 personas en situación de vulnerabilidad esperan un cupo para ingresar al programa. La labor de la MPA no se detiene: en lo que va del año, dos adultos mayores han sido incorporados a Pensión 65.