Escribe: Sarko Medina Hinojosa
Ana Lucía Núñez es psicóloga especialista en trastornos del lenguaje y revela los errores más comunes en la crianza emocional. También presenta su segundo libro sobre autoestima infantil tras el éxito de “Ojo con el enojo” publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Católica San Pablo.
¿Qué te motivó a escribir sobre regulación emocional específicamente para niños de 7 a 11 años? Lo que me motivó a escribir surgió en plena pandemia. En ese tiempo empecé a crear materiales para mis pacientes, buscando darles recursos sencillos que los ayudaran a entender y manejar lo que sentían en un momento tan difícil. Después me di cuenta de que lo que había creado podía servir también a muchas más familias y niños, y de ahí nació la idea de convertirlo en un libro. Trabajar las emociones en estas edades es clave, porque los niños están formando su identidad y aprendiendo a relacionarse con los demás. Si desde ahora cuentan con herramientas para reconocer y gestionar lo que sienten, tendrán más confianza y seguridad para enfrentar los retos que vienen. Y la lectura es un camino maravilloso para lograrlo: a través de las historias pueden identificarse, sentirse acompañados y descubrir que todas sus emociones tienen un lugar y un sentido.
¿Cuál es la diferencia entre trabajar temas emocionales en consulta privada versus en instituciones educativas? En consulta privada el trabajo es terapéutico y muy personalizado. En cambio, en el colegio no se brinda terapia, sino un acompañamiento centrado en la prevención, la formación socioemocional y la detección de alertas para derivar cuando es necesario. Son espacios distintos, pero que se complementan entre sí.
¿Por qué decidiste enfocar tu segundo libro en la construcción de autoestima desde el autoconocimiento? Porque la autoestima no puede construirse de manera auténtica si no está sostenida en un conocimiento claro de uno mismo. En la infancia, este proceso implica que los niños reconozcan sus habilidades, intereses y también sus oportunidades de mejora, integrando todo ello como parte de su identidad. Cuando aprenden a mirarse de forma realista y a aceptarse, desarrollan una autoestima más sólida, que no depende únicamente de la aprobación externa.
¿Cuáles son los errores más comunes que observas en padres al acompañar el desarrollo emocional de sus hijos? Un error frecuente es querer “resolver” rápido la emoción del niño, minimizándola o distrayéndolo para que no la sienta. Muchas veces, con la mejor intención, los padres dicen frases como “no llores, no es para tanto”, “no exageres” o “ya pasó, olvídalo”, pero eso invalida lo que el niño experimenta y le enseña que expresar lo que siente no es correcto o que sus emociones no tienen valor. Otro error común es sobreproteger. En el ámbito emocional, esto significa evitar que los niños enfrenten experiencias naturales como la frustración, la tristeza o el enojo, por miedo a que sufran o lo pasen mal, cuando en realidad todas estas vivencias son necesarias para su aprendizaje. También muchas veces esperamos que regulen sus emociones como si ya tuvieran la madurez de un adulto, y nos incomoda cuando reaccionan con llanto, enojo o frustración. Olvidar que aún están aprendiendo es un error frecuente. Los niños necesitan referentes que les muestren cómo manejar lo que sienten, y ahí el rol de los padres es esencial: validar, acompañar y modelar con su propio ejemplo.