Un grupo de arqueólogos y especialistas de diversas disciplinas descubrieron más de un centenar de estructuras arqueológicas en el Gran Pajatén, monumento precolombino ubicado en la selva de San Martín.
El director del proyecto de campo que tuvo como fruto este hallazgo, Aldo Bolaños, afirmó que determinado la existencia de 104 estructuras; cifra que contrasta con las 26 conocidas a partir de los descubrimientos realizados en 1966 por el arquitecto Víctor Pimentel.
Con estos nuevos elementos, se ha determinado que este monumento arqueológico ubicado en el Parque Nacional del Río Abiseo se extendió a lo largo de por lo menos diez hectáreas. “Es una extensión cercana a la de Machu Picchu”, manifestó el estudioso.
El hallazgo partió los trabajos realizados por la organización World Monuments Fund Perú durante los años 2023 y 2024. Para detectar la existencia de las estructuras mencionadas, se utilizó tecnología de punta, como la denominada Lidar, que, a través de sensores, permitió determinar lo que se encontraba debajo del frondoso bosque amazónico de esta zona.
“Con todo este conocimiento, estamos preparados para iniciar un debate acerca de estos grupos humanos de la cultura Chachapoyas que ocuparon el Valle del río Montecristo”, manifestó Bolaños, quien resaltó la participación de especialistas en monitoreo ambiental, biología, ecología y ambientalismo en esta labor.
El arqueólogo señaló que la intervención que propició el descubrimiento estuvo motivada por la situación de emergencia que atravesaba el Pajatén ante el deterioro causado por las condiciones climáticas existentes en el lugar.
“La estructura número 1 se encontraba en peligro pues los muros decorados con grecas de su parte superior se venían abajo por los árboles y las lluvias” que caen en el lugar durante todo el año , dijo.
Al respecto, el responsable de conservación del proyecto, Ricardo Morales, señaló que, para mejorar la preservación del lugar, puede aprovecharse lo que los antiguos Chachapoya hicieron al respecto, a través de un sistema de drenajes cuyo funcionamiento debe investigarse más.
Este les permitió distribuir los cauces de los riachuelos que se forman en las quebradas, derivándolos hacia la parte baja del río Montecristo, indicó. “Se requiere de una planificación metodológica que esté vinculada a las características de los materiales y de las técnicas constructivas del lugar, especialmente en lo que corresponde a los relieves”, indicó.
Consideró, asimismo, que resulta importante mantener la vegetación arbórea que crece en el lugar, “porque de alguna manera protege las estructuras, pese a que las raíces ofrecen riesgo, al moverse y levantar estructuras”. La razón de ser de estos trabajos es determinar lo que hay que hacer para evitar el deterioro que el tiempo y el clima ocasionan en este monumento, dijo.
Cabe destacar que lo concerniente a la preservación del Gran Pajatén y del complejo funerario Los Pinchudos, y el entorno natural que conforma el Parque Nacional del Río Abiseo, guarda especial importancia, puesto que esta zona del país es una de las 40 en el mundo que es catalogada por la Unesco como Patrimonio Mundial Mixto.