Alberto Hidalgo es uno de los más grandes escritores que ha visto nacer la ciudad de Arequipa, incursionó en casi todos los géneros literarios: poesía, prosa, novela, cuento, ensayo, teatro y panfleto. Considerado el introductor de la poesía de vanguardia en el Perú y propuesto dos veces al Premio Nobel de Literatura.
Alberto Hidalgo vio la luz por primera vez el 23 de mayo de 1897. Fruto de la unión del doctor Manuel Santiago Hidalgo y Juana Rosa Lobato.
Sus primeros años de vida transcurrieron en el pintoresco balneario de Tingo.
A los 4 años la desgracia llegó a su vida, sus padres murieron envenenados, quedando en la orfandad él y sus hermanos: Carmen, Mercedes y Rafael.
Fue criado por un señor de nombre Juan de la Cruz, a quien él llamaba tío: “Juan de la Cruz no era precisamente mi tío. Su parentesco era una obligación que me sucedió. Muertos mis padres, me fueron postizos los afectos, la casa y los parientes”.
La temprana pérdida de sus padres y el carácter fuerte de su tío Juan dela Cruz, hicieron de él un muchacho huraño, amante de la soledad.
Después de concluir su instrucción escolar en el colegio San Pedro Pascual, en 1912 viajó a la ciudad de Lima, en donde conoció a José María Eguren, Abraham Valdelomar y Manuel González Prada.
En 1914 retornó a Arequipa e ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de San Agustín, sin embargo abandonó sus estudios al darse cuenta que su verdadera vocación era la literatura.
Junto a Alberto Guillén y Luis de la Jara fundaron en 1915 la revista “Anunciación”. En 1916 publicó su primer poemario titulado “Arenga lírica al Emperador de Alemania”.
Al siguiente año, salió a la luz uno de sus libros más exitosos “Panoplia Lírica”, este texto es considerado el iniciador de la poesía de vanguardia en el Perú, mucho antes que “Trilce” de César Vallejo, publicado recién en 1922.
Viajó a Buenos Aires en 1919. En Argentina desarrolló la mayor parte de su exitosa carrera literaria, logrando ser muy reconocido, incluso más que en nuestro país.
En 1925 publicó su libro de poemas titulado “Simplismo”, en donde reflexiona acerca del arte y la poesía, y resalta el papel de la metáfora como parte principal del poema, contrario a lo que muchos creen, el simplismo no fue una corriente literaria, ya que después de Hidalgo ningún poeta aplicó a su obra los principios estéticos planteados por él.
Con la colaboración de Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro participó en la elaboración y compilación de una antología titulada “Índice de la nueva poesía latinoamericana” (1926), esta obra es considerada la más importante publicación referida a poesía en lengua castellana.
Entre los años 1928 y 1930 realizó algunos viajes a Europa. A su retorno a Buenos Aires, el infortunio lo golpea nuevamente, su amada esposa Elvira Martínez, con quien contrajo matrimonio en 1921, falleció; este lamentable episodio lo sumergió en una profunda depresión, llegando al extremo de querer suicidarse; después de algunos meses encontró consuelo en la poesía, todo su dolor lo plasmó en su libro “Actitud de los años”.
Volvió al Perú en 1931 para postular como diputado por Arequipa en los comicios electorales de ese año, sin embargo no salió elegido.
Contrario a la conducta que tenía en su niñez, Hidalgo se convirtió en un personaje polémico, arrogante y provocador, esta actitud lo llevó a ser deportado durante el gobierno de Sánchez Cerro por su panfleto “Sánchez Cerro o el excremento”. Fue calificado por el escritor argentino Macedonio Fernández, como “el genio del desprecio”.
En 1957 publicó su única novela llamada “Aquí está el anticristo”, este libro provocó que sea excomulgado de la iglesia católica. Ese mismo año, un grupo de simpatizantes encabezado por la poetisa chilena Gabriela Mistral, lo propusieron como candidato al Premio Nobel de Literatura.
Visitó el Perú nuevamente en 1964 para fundar la “Sociedad Peruana de Escritores”, institución de la que fue nombrado presidente vitalicio.
La Municipalidad Provincial de Arequipa organizó un comité precandidatura de Alberto Hidalgo al Premio Nobel de Literatura 1967, lamentablemente una vez más el galardón le fue esquivo.
Alberto Hidalgo le puso punto final a su biografía el 12 de noviembre de 1967, en Buenos Aires. Antes de su deceso, le pidió a su nueva pareja, María Luisa Dearma, que sus restos sean trasladados a su natal Arequipa.
Su última voluntad fue cumplida el año de 1973, sus despojos fueron colocados en un mausoleo del cementerio General de la Apacheta. En su última morada está grabado su poema “Epitafio”, cuyos versos dicen: “Aquí yace yo mismo, murió de poesía entre unos cuantos cumplió toda su edad, ni un día menos, ningún minuto de sus años, ni siquiera un segundo de sus horas; escamoteó a su vida propia, a su estilo de ser, murió de poesía y aquí yace, no enterrado, aventado ni amarrado en ataúd hecho de versos”.