Cuando el reloj marcaba las 10:40 de la mañana de un nublado miércoles 13 de enero de 1960, Arequipa fue devastada por un violento terremoto que causó 63 muertes y dejó cientos de ciudadanos heridos, además de cuantiosos daños materiales.
La Ciudad Blanca aún no se recuperaba de los estragos provocados por el sismo ocurrido en 1958, cuando nuevamente fue azotada de la furia de la naturaleza, en aquella ocasión hubo 28 fallecidos.
Apenas la tierra empezó a temblar, los pobladores salieron presurosos de sus casas para ponerse a buen recaudo e implorar a Dios que se detengan aquel feroz movimiento, pasmados observaban cómo las antiguas casonas de sillar se desplomaban levantando intensa polvareda.
En las faldas del Misti se generaron derrumbes, muy cerca al sector de Charcani, esto provocó que el servicio de electricidad se vea restringido por algunas horas, similar suceso ocurrió en el canal de Zamácola, viéndose afectado el servicio de agua.
El fuerte sismo tuvo una intensidad de 6.2 grados y su epicentro fue el distrito de Chuquibamba, provincia de Condesuyos.
Las casas ubicadas en los distritos de Paucarpata, Characato, Socabaya, Mollebaya y Polobaya quedaron en escombros.
En los departamentos de Moquegua, Puno, Cusco, Tacna e Ica también se sintió el sismo, aunque con menor intensidad.
Una hora después de ocurrido el desastre que enlutó a Arequipa, el prefecto José Manuel Crovetto constituyó un comité de emergencia, cuyas principales funciones fueron acelerar la pronta reposición de los servicios esenciales, la remoción de escombros, la habilitación de los principales colegios como viviendas provisionales y la distribución de alimentos.
La Prefectura dispuso la matanza de ganado en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades del consumo diario.
Enterado de la desgracia, el presidente Manuel Prado, dispuso que desde Lima salgan aviones con médicos y medicinas, ordenó que se haga todo esfuerzo para auxiliar a la población afectada.
PRADO EN AREQUIPA. A muy tempranas horas del 14 de enero, llegó el presidente Manuel Prado, acompañado de su esposa, cuatro ministros y una decena de médicos y enfermeras.
Durante su estadía, el mandatario seriamente conmovido, supervisó los graves daños ocasionados por el sismo y dispuso una serie de medidas.
El día 15, participó en la plaza de Armas de una misa en memoria de las víctimas del terremoto, al amanecer del siguiente día retornó a Lima no sin antes hacer la promesa de seguir trabajando en la reconstrucción de la ciudad.
Se calcula que el sismo del 13 de enero de 1960 tuvo aproximadamente 60 réplicas, aumentando aún más los estragos provocados.