El descubrimiento de los restos de una casa preshispánica de grandes dimensiones con numerosos objetos de cerámica minuciosamente decorados en su interior ha ofrecido más luz sobre las costumbres de vida de la élite Moche la civilización prehispánica que dominó la coste norte de Perú hace 1400 años.
El hallazgo se realizó en el complejo arqueológico Licapa II, que se encuentra en el valle de Chicama, perteneciente al departamento de La Libertad, a unos 54 kilómetros al norte de la ciudad peruana de Trujillo.
Licapa II pertenece al periodo Intermedio Tardío y Horizonte Medio, y fue ocupado, principalmente, entre los 500 y 800 años después de Cristo, de manera que su ocupación se inició hace unos 1 400 años.
"Se trata de una ciudad andina con arquitectura monumental como dos grandes pirámides truncas o huacas, y un gran sector residencial de élite y de artesanos, el cual estamos excavando, cementerios, áreas de depósitos y viviendas comunes”, indica Henry Tantaleán, director del Programa Arqueológico Chicama.
En el sector residencial, el equipo de Tantaleán ha identificado la que sería la vivienda del curaca del lugar, es decir, el jefe político y administrativo de este centro urbano, económico y religioso que alcanzó su apogeo entre los siglos VII y VIII.
Primero tuvo un alcance local y luego más regional, al servir de espacio para rituales y ceremonias religiosas, producción de artefactos de metal, cerámica, textiles y hueso, y también un lugar de reunión para grupos que interactuaban comercialmente, especialmente con comunidades de la sierra de los Andes.
“Se han hallado restos de materiales cerámicos, metálicos, textiles y óseos”, relata desde la propia excavación el director del Proyecto Arqueológico Chicama, una iniciativa del grupo de investigación en Arqueología de las Ciencias y Tecnologías Andinas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), con el respaldo del Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos.