Arequipa siempre ha puesto de manifiesto su profunda fe católica y su devoción a la Santísima Virgen María, en los momentos de catástrofe los arequipeños han invocado, llenos de esperanza la protección de la Madre de Cristo.
Una de las advocaciones marianas que más fervor ha despertado en los pobladores de estos parajes, es la Santísima Virgen de los Dolores, llamada “La Napolitana”.
Desde sus inicios, en el templo de la Recoleta se han celebrado numerosos ritos religiosos y esplendorosas celebraciones ofrecidas a diferentes santidades, pero sin ninguna duda la más importante siempre ha sido la de “La Napolitana”.
Fr. Luis Arroyo en su libro “La Recoleta de Arequipa”, nos brinda una precisa descripción de esta bella talla de María: “Es esta venerada imagen una hermosa obra de la iconografía cristiana; de agraciado y bello rostro, de mirada tierna y ligeramente elevada al cielo, y cuyo semblante, un tanto entristecido, refleja honda pena, a la vez que soberana resignación. Hallase sentada en una silleta; ciñe sus sienes una preciosa corona de plata dorada con 12 estrellas, de su sagrada cabeza pende un hermoso manto; prendido al pecho tiene un corazón de plata con 7 espadas, y en sus manos, apoyadas en su regazo, sostiene una corona de espinas”.
Sobre su origen, algunas versiones señalan que llegó a Arequipa el año de 1646, obsequiada y traída de Nápoles por Dr. Don Frey Fulgencio Maldonado (1586-1661), cofundador y Síndico del Convento de La Recoleta y Chantre de la Catedral de Arequipa.
Su veneración fue una de las más grandes y promovidas en Arequipa, el Papa Pío IX en su honor concedió dos jubileos plenarios; el primero el viernes de Dolores y el segundo, el tercer domingo de setiembre.
Para preservar su culto, el año de 1892 se fundó la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores; pertenecieron a este grupo numerosas damas de todos los estratos sociales.
Como parte de los festejos por IV Centenario de la Fundación Española de Arequipa, se llevó a cabo la inauguración del nuevo templo de la Recoleta, este acontecimiento tuvo lugar el lunes 14 de octubre de 1940, siendo padrino, el presidente de la Republica, Manuel Prado Ugarteche.
LA CORONACIÓN CANÓNICA
Ante la creciente veneración del pueblo arequipeño, el R.P. Luis Arroyo inició las gestiones para la Coronación Canónica de “La Napolitana”, en los primeros meses de 1940 se envió a Roma los documentos necesarios para tal fin. El 25 de abril el Cabildo Vaticano accedió a este pedido.
Enterados de la feliz noticia, en Arequipa se iniciaron los preparativos, convocándose a un concurso literario musical para escoger la letra y música del Himno oficial de la coronación, la composición ganadora fue firmada con el seudónimo de “Calvario”, escrita por el vate Fr. Pablo García. La música del himno es obra del Padre Raimundo Guereta.
El 14 de octubre se dio inicio a los cultos religiosos, misas solemnes y el septenario.
El día 19 de octubre en horas de la tarde, la venerada imagen de “La Napolitana” salió del templo de La Recoleta con dirección a la Catedral, acompañada de una gran cantidad de fieles.
La sagrada imagen fue colocada en una artística carroza, lucía un manto de seda color violeta tornasolado, en sus delicadas manos y en su pecho portaba las numerosas distinciones que a lo largo del tiempo se le había conferido.
Era tanta la feligresía presente, que aún no había salido la carroza del atrio y la Cruz Alta se encontraba a 6 cuadras de distancia.
Al día siguiente, al promediar las 9:30 de la mañana, las principales autoridades civiles y religiosas se congregaron en la catedral para llevar a cabo la tan esperada ceremonia , después que el canónigo J. Arturo Gutiérrez Ballón dio lectura al Breve Pontificio en el cual se acuerda la Coronación de “La Napolitana”, el Obispo Mariano Holguín bendijo la corona y se la entregó a Fr. Luis Arroyo representante del Delegado Provincial de la Provincia de S. Francisco Solano del Perú y al Guardián de la Recoleta P. Leonardo Ganuza.
A las 10 de la mañana se dio inicio a la solemne Misa Pontifical, que fue celebrada por el Vicario Apostólico de Ucayali, Fray Buenaventura Uriarte.
Culminada la celebración eucarística se sacó en andas la imagen de “La Napolitana” y fue colocada sobre un tabladillo levantado en el atrio de la Catedral. El Obispo Holguín, tomó la corona y se la colocó en la cabeza de la Virgen, mientras exclamó: “Del mismo modo que por nuestras manos te coronamos en la tierra, así merezcamos que Cristo nos corone de gloria y honor en el cielo”. Una emoción indescriptible se apoderó de los presentes.
Al momento de la coronación tres helicópteros de la Base Aérea de Vítor, lanzaron desde lo alto pétalos de rosas, y de uno de ellos cayó una hermosa corona de azucenas blancas.
A las 4:30 de la tarde la Virgen de los Dolores fue retornada procesionalmente al templo de la Recoleta, siendo recibida por una salva de cohetes, castillos pirotécnicos y un incesante repicar de campanas.
La Virgen Napolitana fue la cuarta Coronación Canónica en el Perú y la Primera Virgen de los Dolores en ser coronada canónicamente.