El Papa León XIV cumple sus primeros 100 días al frente de la Iglesia Católica con un estilo que empieza a delinear el tono de su pontificado.
Desde su elección el 8 de mayo, ha marcado distancia con los gestos audaces de su predecesor, Francisco, optando por una conducción serena, sin protagonismos personales y centrada en la unidad eclesial.
A lo largo de estos primeros meses, ha evitado polémicas y grandes anuncios, prefiriendo gestos discretos, mensajes diplomáticos y llamados reiterativos a la paz y la solidaridad con los más vulnerables.
Desde su primera aparición en el balcón papal, León XIV ha dejado en claro que no desea un pontificado centrado en su figura. “Los papas van y vienen, pero la Curia permanece”, dijo a los funcionarios vaticanos poco después de su elección, marcando una línea de continuidad institucional.
León se presenta como una figura deliberada, sin ruedas de prensa improvisadas ni declaraciones espontáneas. Vaticanistas y analistas coinciden en que su papado refleja serenidad, cautela y una vuelta a la tradición.
Durante este tiempo, León XIV ha reiterado su defensa de la vida desde su concepción, de la familia conformada por un hombre y una mujer, y del cuidado del medio ambiente. También ha abogado por el fin de los conflictos armados, condenando ataques en Gaza y el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Entre sus gestos más destacados figura la misa ecológica celebrada en junio y la aprobación de un proyecto de campo solar de 430 hectáreas, con el objetivo de convertir al Vaticano en el primer Estado carbono neutral del mundo.