Stuart Flores (Huancayo, 1986) es licenciado en periodismo y es uno de los escritores de regiones más reconocidos en la actualidad y visitará Arequipa. Publicó La muerte es una sombra (cuentos), La velocidad del pánico (novela), Ele (poemario) y César Hildebrandt. Además, su última obra “Aquello que agoniza entre nuestros dedos” fue finalista del noveno premio a la Joven Literatura Latinoamericana (2021).
¿Cómo influyó el periodismo en tu narrativa?
Me dio herramientas básicas de la escritura y me impuso el deber de utilizarlas porque los periodistas, por obvias razones, están obligados a escribir. Estas herramientas están relacionadas con la escritura clara, de fácil entendimiento. La buena redacción, en suma. Es importante saber redactar antes de explorar el terreno de lo literario. El problema nace cuando pretendes ser un autor de ficción, pero apenas consigues redactar algo, digamos, inteligible, pero no narrar nada o narrar mal. Hay un salto importante que uno tiene que ejecutar, y ese salto implica una toma de conciencia sobre el lenguaje. El periodismo me ejercitó en el uso de un tipo de lenguaje, y creo que todo lo que podía enseñarme se acaba allí. Luego mis influencias tomaron, deliberadamente o no, recursos del cine, la pintura o los videojuegos.
¿Escribir cuentos es más o menos difícil para ti que una novela?
La respuesta sencilla sería decir que escribir cuento es más fácil que escribir novela porque, en verdad, cualquiera puede escribir un cuento. Cualquier persona con cierta motivación y algunas lecturas está capacitada para escribir un cuento decente. Esto se debe a que el cuento es un género accesible por su corta extensión; uno puede dedicar dos horas de la mañana, antes de ir al trabajo, y parir un cuento. Por el contrario, veo muy surrealista que alguien se tome esas dos horas para escribir una novela y la termine. Cada género trae su propia dificultad y aprendizaje. Eso es algo en lo que todos los que escribimos podemos estar de acuerdo. En lo que a mí concierne, ahora mismo me sería favorable decir que escribir cuentos es complicado porque acabo de publicar cuentos. Y cuando publiqué otra novela diré que la novela es el género más difícil. Más allá de la ironía, lo cierto es que, con cada cuento o con cada novela, siempre estoy aprendiendo a escribir.
Háblanos sobre el libro “Aquello que agoniza entre nuestros dedos”... Es mi nuevo hijo, y sobre los hijos, quizá por la miopía natural del padre, uno solo tiene palabras de elogio. A modo general, es mi quinto libro. En particular, es mi segundo libro de cuentos. Son ocho historias reunidas bajo un título largo. Cuando las escribí me gustaban los títulos extensos. Han conocido la luz gracias a Dendro, que es una editorial que hace libros bonitos.
¿Cuál es tu visión sobre la literatura nacional actual?
Creo que sigue siendo la misma que tenía hace diez años, cuando publiqué mi primer libro. Hablando solo de su estructura, percibo aún una literatura muy centralista. Pese a que fuera de Lima se viene desarrollando una intensa labor literaria y, sobre todo, editorial, pareciera que cada libro o autor tiene que recibir la venia de la capital para que su existencia se note.
¿Algún nuevo proyecto próximo?
Antes, mi mayor aspiración era tener al menos el borrador de una novela o de un libro de cuentos, y resulta que ahora tengo al menos tres proyectos ya terminados y, como corresponde, encerrados en una carpeta. Por ahora solo me dedico a organizar, revisar y corregir todo lo que ido acumulando a lo largo de estos años para seguir alimentando esa carpeta.