Entrevistamos a Cristian Astigueta, actor y director de Teatrodelvacío que presenta esta interesante obra.
¿Por qué elegiste a una llama como protagonista para narrar la crisis ambiental de Espinar?
La idea, desde un inicio, fue darle protagonismo a un animal bajo las interrogantes: ¿qué diría este si pudiese hablar?, ¿qué haría si pudiese accionar? entonces elegí una llama, porque simbólicamente representa a la región de la que hablamos en la obra, y lleva sobre sí cualidades y estigmas particulares.
Martín -que es el nombre del personaje- encarna la fortaleza y nobleza del poblador k´ana, que aún espera obtener reparación y justicia. Por otro lado, se asumió un personaje no humano, antropomorfizado, pero no humano, como una forma de exploración del otro, de su sentir, su forma de pensar, actuar, comunicar y ser consciente. Creemos que con estas características, el personaje logra entablar una comunicación más fluida con el público y empatiza la historia y el mensaje a pesar de las distancias sociales, políticas, culturales y ambientales.
¿Qué recursos teatrales utilizas para hacer comprensible la información científica sobre contaminación?
Partimos de una dramaturgia donde se han incluido datos de investigaciones realizadas por organizaciones nacionales y extranjeras, que estudian la problemática ambiental de Espinar, tales como Amnistía Internacional, OEFA o el Ministerio de Salud; desde ahí se creó una voz y una corporalidad propia para el personaje, apoyado por utilería, vestuario y una cabeza de llama elaborada especialmente para el montaje por una artista plástica; la sonorización y el diseño y manejo de luces son el apoyo para crear atmósferas y tiempos concretos e ineludibles en el concepto total del montaje. En el transcurso de la obra, apelamos a momentos de humor, sorna y drama, expuestos de la manera más objetiva, hecho que permite que el mensaje llegue al público de forma clara, directa y sin caer en un acto de orden panfletario o una situación de victimización.
¿Cómo incorporas elementos de la cultura k’ana en el montaje?
Estos se reúnen desde el concepto visual del personaje: vestuario, elementos y utilería; y desde la sonorización, integrando música tradicional y cantos ancestrales de la provincia, como huaynos, melodías de pinkuyllos y una wanka (o canto a la papa). Así también, el texto cita y hace referencia a hechos y testimonios de personas afectadas por metales pesados de la provincia de Espinar. Nuestro proyecto es de naturaleza minimalista, pero inserta los elementos exactos y necesarios para hacer de la representación una experiencia intensa de cuarenta y ocho minutos.
¿Qué papel juega el teatro físico en esta denuncia socioambiental?
Si bien “Manifiesto…” es una obra que se aferra más a lo textual, una de las bases de Teatrodelvacío es el trabajo físico del actor, a través del entrenamiento y el laboratorio, donde la corporalidad crea y ensambla ideas, imágenes y conceptos, tanto al delinear un personaje como en los otros procesos alternos de la creación escénica. El cuerpo es el espacio donde se inicia la historia, y en este caso el manifiesto, el cuerpo del actor literalmente se transmuta, se metamorfosea para asumir una nueva condición, búsqueda y mensaje dentro del ritual del teatro.