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A los 61 años, se ha convertido en el primer piloto en convertir un coche híbrido en campeón del Dakar. Este viernes Carlos Sainz conquistó su cuarta competencia junto a su copiloto Lucas Cruz. El español enfatizó la importancia de la cautela y la experiencia previo a la etapa final, indicando que “las carreras hay que acabarlas”.
El piloto madrileño manejó el Audi RS Q e-tron, un coche que monta un motor eléctrico en cada eje y uno de combustión interna, una de las apuestas tecnológicas más arriesgadas de la historia del raid. Por el momento no es posible que un coche solo eléctrico supere determinadas etapas de dureza extrema.
El español enfatizó la importancia de la cautela y la experiencia previa a la etapa final, indicando que “las carreras hay que acabarlas”, una sabiduría que le ha llevado a no adelantar los festejos y asegurar que cada competencia se debe tomar con seriedad hasta cruzar la línea de meta. Su prudencia y habilidad se tradujeron en éxito, culminando así un Dakar en el que su experiencia fue definitiva para alcanzar el triunfo.
EXPERIENCIAS PREVIAS AL TRIUNFO. En 2009, parecía predestinado a ganar su primer Dakar, pero cayó por un barranco de unos cuatro metros cuando quedaban tres días para la conclusión. En 2011, perdió todas sus opciones al destrozar la suspensión delantera por caer en un socavón. En 2013, el motor de automóvil sufrió una avería seguida de una fuga de gasolina y acabó retirándose dos días después. Tras años de mayor tregua, en los que al menos pudo completar el Dakar (eso sí, perdió más de tres horas por una avería en 2019). En 2023, después de haber adjudicado una etapa, volcó sin remedio y tuvo que apartarse del evento desértico. Este año, 12 meses más tarde, Carlos Sainz ha ganado la competencia automovilística.
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