La selección de Chile enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia reciente en las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial 2026. Con apenas 10 puntos y en el último lugar de la tabla, la única posibilidad de mantenerse con opciones es ganar los encuentros restantes, comenzando con Bolivia en la localidad de El Alto.
Ante esta situación, Ricardo Gareca, técnico de la Roja, ha expresado su profunda preocupación por el rendimiento del equipo y el desafío que representa revertir su posición. "Para mí es muy angustiante", declaró el estratega argentino, reconociendo el golpe que supone esta realidad tanto para Chile como para su propia trayectoria profesional.
Gareca no oculta la complejidad del duelo en suelo boliviano, donde su equipo deberá jugar con inteligencia y actitud para lograr los tres puntos. "Debemos adaptarnos a las circunstancias y hacer un partido inteligente", afirmó, consciente de la exigencia física y táctica que implica jugar en los más de 4000 metros de altitud del estadio Municipal de El Alto.
El entrenador enfatizó en aspectos clave para enfrentar a Bolivia: evitar los remates de media distancia, un arma recurrente en el equipo rival, y no conceder demasiados espacios que puedan comprometer el rendimiento chileno.
A falta de tres fechas, Chile debe superar a sus rivales directos por el repechaje: Venezuela (18 puntos), Bolivia (14) y Perú (11). La urgencia de resultados es evidente, y Gareca lo reconoce. "Es un desprestigio para Chile estar en esta situación, considerando la calidad de jugadores que tiene", lamentó.
Consciente de la presión, el entrenador argentino se aferra a la responsabilidad y el compromiso con sus jugadores y la afición. "No veo otra que hacerle frente, por lo menos dar la cara con la gente y con los muchachos", sentenció.
La Roja jugará con la necesidad de una victoria que le permita mantener viva la esperanza de alcanzar la Copa del Mundo. Para ello, no solo bastará con actitud, sino con una estrategia calculada para superar los obstáculos que enfrenta. Gareca y Chile están contra las cuerdas, pero aún tienen una última oportunidad para demostrar de qué están hechos.