En una entrevista concedida a la prestigiosa revista especializada “The Economíst”, Richard Adkerson el CEO de la mayor productora de cobre del mundo Freeport McMoran, mencionó que existe un riesgo real de que en las próximas décadas se produzca una crisis del cobre, pero que no representa el fin de la era del metal.
Según el poderoso empresario minero y de acuerdo con la consultora S&P Global, el mundo requerirá, para el año 2035 –dentro de poco más de 10 años- una producción de 50 millones de toneladas de cobre, tiene que duplicar la producción actual que es el orden de los 25 millones de toneladas. “Cumplir con esa meta de producción es poco probable”, asegura Adkerson.
Y fundamenta su escepticismo en el hecho que aparte de las nuevas minas de cobre que están avanzando en Mongolia y República del Congo, los nuevos proyectos del mineral “son escasos”.
Influye en este escenario, las razones ambientalistas que se esgrimen en muchos países, a lo que se suma las exigencias que formulan los indígenas porque resulta dificultoso conseguir los permisos necesarios.
PERÚ Y CHILE. También es grave, dice el CEO de Freeport, que tanto en Chile como en el Perú, que son los dos países mayores productores de cobre del mundo que en conjunto, aportan casi el 40% de todo el cobre mundial “la minería es vulnerable a la política nacional”, acotó Richard Adkerson.
Respecto del futuro que le espera a la producción de cobre, el ejecutivo mencionó que el problema de abastecimiento del metal para atender la futura demanda “no es algo que el dinero pueda resolver por sí solo” y que no se puede considerar que “el mundo se está quedando sin cobre” pero se debe evaluar posibles alternativas para que la producción pueda estar a la par que la demanda.
POSIBLES ALTERNATIVAS. El veterano minero propone dos posibles respuestas a la situación descrita. La primera es redoblar la apuesta por los yacimientos abandonados donde ya existen minas. Freeport tiene 22 millones de toneladas de reservas de cobre sólo en América.
Desarrollar estos proyectos lleva entre seis y diez años, y la actual escasez de mano de obra podría dificultarlo aún más. Pero es más prometedor que empezar de cero.
La segunda respuesta es la tecnología. Según Adkerson, a Freeport le quedan unos 17 millones de toneladas de cobre residual en sus procesos de lixiviación.
Espera que los nuevos reactivos, así como las nuevas técnicas operativas basadas en el análisis de datos, permitan recuperar parte de ese cobre de forma menos costosa que excavando una nueva mina, emitiendo menos carbono y enfrentándose a menos obstáculos normativos.
Adkerson, no cree que esto vaya a tener un impacto tan impresionante en el suministro de cobre como el que tuvo la revolución del esquisto en el petróleo. Pero considera que funcionaría.
Fuente: Con información de The Economist –Redacción TODO MINERÍA
Foto: The Economist