El repunte del oro ha marcado un hito en los mercados internacionales. La cotización del metal precioso cerró la semana pasada en USD 3886.6 la onza, registrando un crecimiento de 48 % en lo que va del año. Su ascenso se ha acelerado debido a los riesgos que las políticas proteccionistas de Donald Trump generan sobre la economía estadounidense y la independencia de la Reserva Federal (Fed).
Solo en septiembre, el oro aumentó 12 %, y los bancos de inversión han elevado sus previsiones. “Ahora esperamos que el oro suba a USD 4200 por onza en los próximos meses”, afirmaron analistas del banco UBS al Financial Times. “Creemos que la disminución de las tasas reales en EE.UU., una mayor debilidad del dólar y las tensiones políticas continuas impulsarán los precios”, agregaron, destacando el atractivo del oro frente a la volatilidad global.
A su vez, Goldman Sachs reafirmó su optimismo: el oro sigue siendo “nuestra recomendación alcista más sólida en materias primas” y los “riesgos al alza” para su proyección de USD 4000 la onza “se han intensificado”. Detrás del impulso del metal dorado está también el temor por el déficit fiscal estadounidense, estimado en USD 1.4 billones, que ha reducido el atractivo de los bonos del Tesoro y llevado a los inversionistas a refugiarse en el oro.
En el Perú, el efecto se percibe con optimismo. el economista jefe del BBVA Research Hugo Perea, señaló que “el alza en los precios de exportación del oro mejora los términos de intercambio, lo que incrementa la capacidad de compra de la economía peruana”. Este fenómeno genera un superávit comercial y presiona a la baja al dólar, beneficiando al país exportador. En medio de la incertidumbre global, el oro reafirma su papel histórico: el refugio más seguro cuando el resto del mundo tiembla.