Perú recibió un bajo puntaje de tan solo 19.6 por segundo año consecutivo en el Índice Global del Hambre 2024 (IGH) que lo realiza la red Alliance2015, conformada por la Fundación Ayuda en Acción, Cesvi Fondazione Onlus, HELVETAS Swiss Intercooperation, y Welthungerhilfe.
La inflación de 2022, junto con la recesión e inestabilidad de 2023, han generado un deterioro económico y social, estancando el combate contra el hambre.
El informe muestra que 13 departamentos están en la escala de hambre moderada, y 10, principalmente de la sierra central y sur, y la selva norte, en situación grave. En Apurímac, el hambre grave se aproxima a niveles alarmantes. Tal como el año pasado solo dos departamentos tienen niveles bajos (Ica y Lambayeque).
En el caso de las áreas urbanas y rurales, se observa que aún no recuperan los niveles de seguridad alimentaria previos a la pandemia. En zonas urbanas, el índice aumentó de 14.3 puntos en 2019 a 18.9 en 2023, reflejando un deterioro constante.
En las áreas rurales, aunque la situación se deterioró de forma constante entre 2019 y 2022, el 2023 registró una leve mejora, pasando de 22.2 puntos en 2022 a 20.8 en 2023, posiblemente debido a una recuperación en la producción tras eventos climáticos adversos.
“El incremento de hambre en zonas urbanas y la limitada recuperación en áreas rurales exponen las profundas desigualdades que enfrentan las poblaciones más vulnerables,” destacó Kaspar Schmidt, director de Helvetas y vocero de Alliance2015.
A nivel regional -desde la pandemia- Lima Metropolitana y la costa han experimentado los impactos alimentarios más críticos, superando los niveles de hambre históricamente altos de la región selva. En esta última, el IGH registró un leve incremento en comparación con el año pasado, reflejando un panorama que sigue siendo crítico. En la sierra, aunque hubo una ligera mejora respecto al año anterior, la situación alimentaria aún se mantiene en una escala grave.
En 2024, aunque las presiones inflacionarias han disminuido y la economía muestra signos de recuperación, la emergencia social y alimentaria persiste. Esta recuperación ocurre en un contexto de agotamiento de protecciones sociales, como los retiros de CTS y AFP, y sin mejoras en el empleo. Esto plantea importantes desafíos para lograr una estabilidad económica y social integral.