Los comicios electorales de 2026 se perfilan como el proceso más complejo de la historia reciente, marcado por una inédita y sofisticada ola de desinformación. El electorado se enfrenta a un entorno digital sobresaturado donde la información distorsionada fluye sin control. La aparición de numerosos “líderes de opinión” e influencers en redes sociales ha difuminado la línea entre el periodismo y la propaganda, abriendo la puerta a una posible guerra sucia digital planificada por partidos políticos con el fin de polarizar y manipular al electorado.
La analista en temas políticos y exprocuradora, Katherine Ampuero, sostiene que se avecinan contiendas especialmente complicadas, tanto para el elector como para los aspirantes a ocupar un cargo. Su principal preocupación radica en el creciente uso de tecnología:
“Las noticias y videos elaborados con inteligencia artificial (IA) son de temer, ya que resultan alarmantemente verosímiles. No faltarán sectores u organizaciones que utilicen estas herramientas de forma maquiavélica para crear contenido falso pero creíble”, señala Ampuero.
A este panorama se suma un factor generacional: muchos candidatos optarán por contratar streamers y creadores de contenido digital. Este es un medio de doble filo, pues si bien captan la atención de la generación Z, también pueden ser instrumentalizados para difundir mensajes sesgados bajo una apariencia de entretenimiento o espontaneidad.
No obstante, el analista político Alberto Cornejo Jarufe contrasta la posición de Ampuero, poniendo en duda la capacidad de influencia de estas plataformas. Para Cornejo, las redes sociales y sus “líderes de opinión” no cumplen un rol primariamente informativo, sino que su contenido a menudo se asemeja más a la farándula o el entretenimiento.
Desde su perspectiva, la clave reside en la actuación de los medios tradicionales y legítimos:
“Es crucial que los medios de comunicación establecidos redoblen sus esfuerzos y difundan la información de los candidatos al detalle, con la rigurosidad que exige el proceso”, afirma Cornejo.
Además, hace un llamado a los creadores de contenido digital para que actúen con mayor transparencia, evitando participar en campañas basadas en inclinaciones políticas encubiertas.
Ante la inclusión de tecnologías sofisticadas, las nuevas alternativas de comunicadores y las posturas encontradas de los analistas, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) ha precisado la importancia de la revisión rigurosa de las fuentes de toda difusión noticiosa.
Para combatir la desinformación, el JNE ha fortalecido sus procesos de fact checking, que tienen como finalidad verificar la veracidad de la noticia en un plazo máximo de dos horas.
Asimismo, el presidente del JNE, Roberto Burneo, se encuentra en gestiones para promover el Pacto Ético Electoral entre los partidos políticos. Este instrumento busca, precisamente, establecer un compromiso formal que evite la “guerra sucia” y asegure una contienda basada en el respeto y las propuestas.
La contienda de 2026 será una batalla por la verdad, donde los especialistas alertan sobre desafíos complementarios. Katherine Ampuero advierte sobre el peligro de la inteligencia artificial y el uso de streamers para la manipulación generacional, exigiendo vigilancia ante la sofisticación tecnológica. En contraste, Alberto Cornejo Jarufe recalca la necesidad de que los medios legítimos provean información rigurosa, contrarrestando el contenido frívolo de las redes. En última instancia el trabajo del Jurado Nacional de Elecciones será importante para luchar contra la tergiversación de información por las nuevas tendencias.
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