En los claustros académicos dentro del centro histórico, del 14 al 17 de octubre, se desarrolló el X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), una de las ponencias reunió a periodistas de El País (España), La Nación (Argentina) y EFE (España) debatieron sobre el papel del periodismo ante la expansión de la inteligencia artificial (IA). El encuentro, celebrado en la capital cultural del idioma, se convirtió en un espacio clave para discutir cómo las noticias falsas y los contenidos generados por algoritmos amenazan la verdad informativa.
Los expertos coincidieron en que, a nivel mundial, proliferan páginas que publican millones de artículos falsos diseñados para posicionarse como fuentes verídicas ante los sistemas de IA. Este fenómeno, advirtieron, pone en riesgo la credibilidad de la información, incluso entre periodistas que usan herramientas digitales sin verificar su contenido.
Desinformación masiva y la era de los “ultrafalsos”. La periodista Angélica Rodríguez, de la agencia EFE Verifica, sostuvo que “la masificación de la IA se ha convertido en un arma para quienes producen desinformación en múltiples formatos”. Señaló que los llamados ultrafalsos —contenidos creados mediante IA con apariencia real— se viralizan con mayor velocidad que las noticias verificadas.
Rodríguez enfatizó que los profesionales de los medios “tienen la obligación ética de verificar antes de difundir”, y advirtió que las nuevas generaciones de comunicadores tienden a confiar ciegamente en herramientas como ChatGPT.
“En procesos electorales, la manipulación de la información puede alterar la opinión pública y reemplazar la verdad por falsedades”, remarcó.
El periodista como garante de la verdad. Por su parte, Natalia Blanc, periodista de La Nación (Argentina), recordó el Decálogo del buen periodista de Tomás Martínez, que resalta principios como la veracidad, la independencia, la investigación rigurosa y la responsabilidad social. Martínez defendía que “el periodismo se basa en hechos comprobables, no en rumores”, una enseñanza que —según Blanc— sigue vigente desde el siglo XX, cuando la máquina de escribir simbolizaba el progreso tecnológico.
Blanc añadió: “El mejor capital del periodista es su reputación. Podemos usar la IA, pero sin verificación, se cometen errores graves”. Subrayó que es indispensable formar comunicadores con valores éticos y capacidad investigativa. “No podemos engañar ni sentirnos engañados por la inteligencia artificial. La verdad se busca y se comprueba”, afirmó con contundencia.
IA y ética: la nueva frontera informativa. El catedrático Ramón Salaverría Aliaga, de la Universidad de Navarra (España), pionero del periodismo digital, destacó los beneficios de la IA en el procesamiento de datos: “La inteligencia artificial puede reducir el trabajo de una semana a un minuto, pero si se usa sin verificación, el costo será la verdad”. Añadió que el reto está en combinar eficiencia tecnológica con rigor periodístico: “Podemos transcribir dos horas de audio en treinta segundos, pero debemos asegurarnos de que lo dicho sea cierto”.
La IA como herramienta de inclusión. Durante el congreso, se compartió también un ejemplo inspirador del uso ético de la IA: el caso del músico vasco Kepa Junkera, quien recuperó su voz perdida tras un ictus en 2017 gracias a una clonación digital realizada por Ana Ormaechea, directora digital de Prisa Radio. “Aunque no sea mi voz, sí son mis pensamientos”, expresó Junkera. Ormaechea concluyó: “Dejemos de satanizar la inteligencia artificial; todo depende del uso que se le dé”.
El CILE de Arequipa dejó un mensaje claro. La verificación, la ética y la búsqueda de la verdad siguen siendo el núcleo de esta profesión. La inteligencia artificial no reemplaza al periodismo, lo desafía. Como recordaron los ponentes, “la tecnología puede acelerar los procesos, pero solo el ser humano puede garantizar la veracidad”.