La investigación médica forzada y la experimentación con seres humanos constituyen uno de los capítulos más cruentos del régimen nazi liderado por Adolf Hitler. Prisioneros judíos, sintis y romaníes, personas con discapacidades y otros grupos discriminados fueron sometidos a pruebas con patógenos, toxinas y medicamentos, así como a esterilizaciones, extracciones de órganos, congelaciones, selecciones y asesinatos. La magnitud de estas atrocidades resulta inimaginable.
Decenas de miles de personas fueron víctimas de estos experimentos inhumanos. Hoy, una nueva base de datos en línea reúne perfiles detallados de 16 000 víctimas e incluye más de 13 000 casos cuyo destino aún no ha sido esclarecido. Por primera vez, se ofrece acceso sistemático a nombres, datos biográficos, experimentos individuales y a las instituciones implicadas. La publicación estuvo a cargo de la Academia Leopoldina de Ciencias y Humanidades junto con la Sociedad Max Planck, cuyo antecedente, la Sociedad Kaiser Wilhelm, participó en investigaciones con cuerpos procedentes de asesinatos masivos.
Un informe de 2023 elaborado por la Comisión Lancet sobre Medicina, Nacionalsocialismo y el Holocausto documentó que más de 200 instituciones en Alemania y Europa participaron en crímenes médicos nazis. Médicos y científicos justificaron esterilizaciones, eutanasias y selecciones masivas apelando a criterios raciales. Solo una minoría fue responsabilizada tras la guerra, mientras muchos continuaron sus carreras sin mayores consecuencias.
Las huellas de estas prácticas persisten hasta hoy. Algunos científicos vinculados al nazismo siguieron trabajando en la República Federal de Alemania e incluso aportaron a programas espaciales de la NASA. Datos obtenidos en campos de concentración sobre tolerancia al frío, antibióticos de sulfonamida o efectos del gas fosgeno se publicaron en revistas médicas y se usaron durante décadas. En 1988, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) incluso evaluó emplear los resultados de los experimentos del doctor Otto Bickenbach sobre fosgeno en prisioneros de Natzweiler-Struthof, aunque el plan fue cancelado tras protestas de especialistas.