Ucrania carece de buques de guerra y ha sido incapaz hasta el momento de contrarrestar el dominio militar ruso sobre el Mar Negro, una situación que podría estar empezando a cambiar con la entrada en escena de los drones marítimos de fabricación propia con los que Kiev ha empezado a atacar a la poderosa flota militar de Rusia.
En una entrevista reciente con el servicio en ucraniano de Radio Libertad, el jefe de la inteligencia militar ucraniana (GUR), Kirilo Budánov, apuntó al bajo coste de estos dispositivos kamikaze, “incomparable con el precio de un buque”, como una de las claves de su éxito.
Budánov reconoció que Rusia logra destruir entre un 60 y un 70 % de los drones marítimos que lanza Ucrania. Pero el 30 % que alcanza su objetivo, añadió, es un verdadero “problema” para la flota rusa.
Dos de las operaciones más efectivas de este tipo de drones tuvieron lugar el 4 y el 5 de agosto, cuando en un plazo de menos de 24 horas aparatos marinos ucranianos no tripulados cargados con explosivos alcanzaron un buque de guerra ruso y un petrolero.
El primero de los barcos se encontraba en el puerto de Novorosisk, en el territorio de la Federación Rusa y situado en el extremo nororiental del Mar Negro. El petrolero, en cambio, estaba en la costa de la península ucraniana de Crimea, ocupada por Rusia desde 2014 y situada en el norte del Mar Negro.
Buques rusos en riesgo
Además de averiar o dejar inservibles los barcos enemigos, como ocurrió en estos dos casos, el objetivo de Kiev es hacer sentir a la flota de Rusia “que no puede sentirse segura” ni siquiera en los puertos rusos, como ha explicado el representante del GUR ucraniano Andrí Yusov en una entrevista en la televisión ucraniana