Grecia enfrenta una crisis sísmica en el mar Egeo y el Gobierno declaró el estado de emergencia en la isla de Ánafe, la tercera en tres semanas, tras Santorini y Amorgos.
La intensa actividad sísmica, con más de 12 800 temblores registrados desde finales de enero, incluyendo uno de magnitud 5.3, ha generado preocupación entre la población y las autoridades. Aunque se ha observado una aparente "estabilidad" en la frecuencia de los sismos en los últimos días, expertos advierten sobre la posibilidad de un terremoto de mayor magnitud, incluso de hasta 7 grados, con el consiguiente riesgo de tsunami y daños significativos.
La situación ha llevado al cierre de escuelas en las islas afectadas y a la evacuación parcial de Santorini, un importante destino turístico. Las autoridades han declarado el estado de emergencia para facilitar la gestión de la crisis y la asistencia a la población.
Sin embargo, la situación se complica por las denuncias de construcciones ilegales en Santorini, realizadas en zonas de alto riesgo geológico, lo que podría exacerbar los efectos de un posible terremoto de mayor intensidad.
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