El ejército de Israel ha intensificado su ofensiva en la Franja de Gaza con una serie de ataques aéreos y terrestres que han dejado más de 130 muertos en las últimas horas. La operación, denominada Carros de Gedeón, busca ampliar el control sobre zonas estratégicas del enclave palestino, mientras la comunidad internacional expresa su preocupación por la creciente crisis humanitaria.
Las autoridades israelíes han defendido la operación como una respuesta a los recientes ataques con cohetes lanzados desde Gaza hacia territorio israelí. El primer ministro Benjamín Netanyahu declaró que la ofensiva es “una medida necesaria para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y eliminar la amenaza terrorista en la región”. Sin embargo, la comunidad internacional ha cuestionado la proporcionalidad de los ataques, especialmente tras el bombardeo de un campo de desplazados en el sur de Gaza, que dejó al menos 34 muertos y 120 heridos.
Según informes de organizaciones humanitarias, más de 53 600 palestinos han muerto en un año y medio de conflicto, y la infraestructura civil está al borde del colapso. Hospitales han sido atacados, dejando a miles sin acceso a atención médica, mientras que la ONU advierte que 14 000 niños están en riesgo de morir de hambre debido al bloqueo impuesto por Israel desde marzo.