Otra catástrofe aérea se registró en Estados Unidos. Una avioneta se estrelló la noche del sábado 31 de enero en Filadelfia, causando la muerte de las seis personas que iban a bordo e hiriendo a otras seis que estaban en tierra.
Las víctimas fueron cuatro miembros de la tripulación y dos pasajeros, entre ellos una paciente pediátrica – una niña – y su madre. La menor fue tratada en Filadelfia de una enfermedad grave e iba a ser trasladada a su domicilio. El destino final del vuelo era Tijuana, México, tras una escala en Misuri.
Fuentes de prensa informan que el impacto convirtió a la aeronave en una bola de fuego, incendiando varias casas en un barrio densamente poblado. Tras el accidente, varias carreteras fueron cerradas al tráfico.
“El avión se dirigía al aeropuerto nacional de Springfield-Branson, en Misuri. La FAA y la NTSB llevarán a cabo una investigación para esclarecer la causa del accidente”, rezó el comunicado oficial de la agencia.
Los datos de vuelo revelan que el pequeño avión despegó a las 18:06 hora local, pero desapareció del radar al cabo de unos 30 segundos, tras haber alcanzado una altitud de casi 500 metros. Aún no se han determinado las circunstancias del accidente.
El accidente se produjo apenas 48 horas después del accidente aéreo cerca del aeropuerto nacional Reagan de Washington. El Papa escribió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para expresar su cercanía espiritual a las personas implicadas en esta catástrofe.
“Confiando las almas de los difuntos a la amorosa misericordia de Dios Todopoderoso – escribió el Pontífice refiriéndose a la catástrofe ocurrida en Washington, DC, en el río Potomac, cerca del aeropuerto Ronald Reagan – ofrezco mi más sentido pésame a las familias que ahora lloran la pérdida de un ser querido”, agregó.