Una reciente investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red sacó a la luz sobre la conexión entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el aumento del riesgo de desarrollar síntomas depresivos, además de impactar la estructura cerebral. El estudio, detallado en el Journal of Affective Disorders, explora cómo las rutinas alimenticias basadas en estos productos podrían afectar la salud mental y la anatomía cerebral.
El informe sugiere que el consumo de alimentos ultraprocesados está directamente asociado con síntomas depresivos, afectando el volumen de sustancia gris en áreas clave del cerebro, como la amígdala y las regiones frontales. El estudio también investiga la interacción entre el consumo de ultraprocesados, la obesidad y la inflamación.
Estos alimentos ultraprocesados son: snacks, bebidas y lácteos azucarados, comidas precocinadas, bollería industrial, carnes procesadas, galletas, cereales refinados, pizzas o nuggets, se caracterizan por tener una baja densidad de nutrientes y una alta concentración energética. Son ricos en ácidos grasos saturados y trans, azúcares añadidos, sal y carecen de proteínas, fibra dietética y micronutrientes.