Mary Guillén se convirtió hace seis años en mamá, en un Día de la Madre, esa fecha alumbró a su pequeña Lili que nació con síndrome de Down y ahora está internada en el hospital Honorio Delgado, a causa de una enfermedad silenciosa, llama tuberculosis (TBC). Madre e hija están acostumbradas a fuertes batallas. En vísperas del séptimo cumpleaños de Lili, el corazón de Mary late más junto al de su pequeña quien demuestra fortaleza y resistencia. Mary cuenta que el amor y la fe en Dios son los pilares que las sostienen en esta batalla contra la TBC.
¿Cómo describirías el momento en que tuviste a tu bebé en brazos? Fue un torbellino de emociones. Sentí una alegría indescriptible, un amor abrumador. Ver su rostro por primera vez, sostenerla en mis brazos, es un recuerdo que guardo como un tesoro en mi corazón, fue algo incomparable y más aún ser mamá, un Día de la Madre.
¿Cuándo te diste cuenta de que algo no estaba bien con Lili? Mi niña siempre fue una niña alegre, inteligente, activa y poco a poco su energía disminuyó, ya no era como antes y luego fue perdiendo facultades poco a poco, la trajimos aquí y le diagnosticaron tuberculosos y desde entonces estamos aquí internadas las dos, intentan dar de alta a mi hija, pero no se puede, al disminuir la cantidad de medicina empeora.
¿Cómo cambió su vida con la noticia de esta enfermedad? Fue duro en un inicio, soy madre de otra pequeña de 3 años, quien extraña mucho a su hermanita y por supuesto a mí, que me tengo que dedicar desde hace meses a mi primera hija. Me costó en un principio separarme de ella, ojalá pronto volvamos a casa…Todos los niños necesitan atención.
¿Qué le da fortaleza para enfrentar sus problemas y dejar por algunos momentos a su segunda hija? Admiro mucho a mis hijas, me demuestran fortaleza, ellas están pasando por diferentes dificultades y lo enfrentan con valentía. Entonces pienso, si ellas pueden yo puedo. Además, creo mucho en Dios, confío en su voluntad.
¿Cómo enfrentas los momentos de dolor y la incertidumbre? Me siento tranquila, un poco triste, pero tranquila. Tengo fe que mi hija se recuperará. No quiero pensar en negativo, su condición es positiva, y la tengo conmigo, estoy agradecida por ello. Además, los doctores siempre dicen que ella es fuerte, me lo recuerdan cuando yo lo olvido. También encuentro consuelo en mi fe y en el amor inquebrantable que siento por Lili. Es esa fuerza interior la que me sostiene, la que me da la fortaleza para seguir adelante cada día.
¿Qué mensaje te gustaría enviar a otras madres que enfrentan situaciones similares? Que sean fuertes y busquen a Dios, él nos va ayudar a salir adelante, a veces pienso que la vida nos pone en estas situaciones para que dudemos de él. Pero, no debemos hacerlo, yo pienso que si tengo a mi niña hoy conmigo es gracias a él.
¿Cuál sería el regalo perfecto para ti en este Día de la Madre? El regalo más preciado para mí, sería la salud y la felicidad de mi hija. Verla sonreír, verla jugar y reír sin preocupaciones sería el regalo más grande que podría recibir. Recoger a mi hija y llevarla con mi otra pequeña y alimentarlas bien.
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