Un estudio dirigido por el ecologista Christopher Lepczyk de la Universidad de Auburn (EE. UU.), reveló que los gatos pueden consumir más de 2000 especies de animales y así alterar el sistema ecológico. A pesar de su comportamiento en casa y de ser domésticos, estas mascotas mantienen instintos de cazadores con una habilidad notable para enfrentarse a una diversidad sorprendente de presas.
De acuerdo con un artículo de Wired, los felinos nos acompañan, prácticamente, desde que fueron domesticados en el Medio Oriente hace casi 10 000 años, siguiendo de cerca los pasos de la civilización humana a lo largo y ancho del planeta. Su supervivencia se debe a la capacidad de adaptarse a diferentes entornos y aprovechar oportunidades alimenticias dondequiera que se encuentren.
El éxito de su adaptación y la problemática de su inserción radican, justamente, en su habilidad para cambiar su menú según la disponibilidad local.
El estudio que abarcó un siglo de la dieta de los gatos, no solo evidenció en números el efecto que generan en la biodiversidad, sino que estableció las bases para orientar medidas destinadas a conservar los espacios naturales y a otras especies.
No hay que malinterpretar estos resultados como una condena hacia los gatos, sino como una invitación a reconsiderar cómo podemos coexistir de manera más sostenible.