El investigador español Borja Ibáñez lidera en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) un estudio que busca detener los infartos antes de que se produzcan.
El objetivo del científico es adelantarse hasta 30 años de que ocurran estos eventos, frenarlos cuando se están empezando a gestar para impedir que el mal llegue a producirse.
Según el reportaje de El Mundo, Borja Ibáñez explicó que el infarto que es súbito e inesperado puede evitarse desde que comienza a formarse el daño cardíaco en el cuerpo.
Como se conoce esta enfermedad cardiovascular es silenciosa y traicionera. Mientras que aparentemente todo va bien, en las paredes de los vasos sanguíneos se van acumulando placas de grasa y material inflamatorio -un proceso que se denomina aterosclerosis- que ocluye poco a poco el paso de la sangre. Cuando la arteria finalmente se obstruye por la acumulación, la enfermedad da la cara en forma de angina, infarto, muerte súbita o ictus.
“La aterosclerosis comienza en muchos casos en etapas precoces de la vida y cursa en silencio durante décadas. Pero, pese a eso, a día de hoy se diagnostica y aborda demasiado tarde, cuando ya está muy avanzada y ha dado manifestaciones clínicas”, explica Ibáñez, quien es director científico del CNIC y cardiólogo en el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Según las guías clínicas actuales, la evaluación y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica se recomienda en personas mayores de 40 años, generalmente tras muchos años de exposición a factores de riesgo, como niveles altos de colesterol, presión arterial, alta, tabaquismo u obesidad.
“Pero esa estrategia de prevención no funciona. Se necesita un cambio”, añade Ibáñez.
Si los daños se detectan de forma precoz a través de pruebas de imagen accesibles como la ecografía, justo en los años donde el individuo es más vulnerable al desarrollo de aterosclerosis, será posible frenar su avance e incluso revertir el problema, señala el investigador que, con este objetivo, ha puesto en marcha el proyecto REACT, una ambiciosa investigación internacional que pretende generar la evidencia necesaria para cambiar por completo la forma en la que se hace prevención cardiovascular, reorientándola para actuar de forma temprana.
El estudio, que se desarrollará en el CNIC y en el Rigshospitalet de Copenhague (Dinamarca), prevé prolongarse durante ocho años y está dividido en dos fases.
La primera, denominada DETECT y que cuenta con una financiación concedida por la Fundación Novo Nordisk de 23 millones de euros, ya ha arrancado. De hecho, actualmente el equipo está reclutando a 8000 personas en España y otras 8.000 en Dinamarca (la mitad mujeres y la mitad hombres) de edades comprendidas entre los 18 y los 69 años y todo tipo de estratos socioeconómicos. Parte de los voluntarios llegarán al estudio gracias a la colaboración entre el CNIC y Banco Santander, que ya han trabajado previamente en conjunto en proyectos de prevención cardiovascular, pero el estudio sigue abierto a todo el que quiera participar. El único motivo de exclusión es haber sufrido ya uno de los trastornos que se pretenden prevenir.
“El objetivo principal de esta fase es demostrar cuál es la prevalencia de aterosclerosis silente en las diferentes categorías de edad”, explica Ibáñez, cuyo equipo, en esta primera fase, también pretende desarrollar con los datos obtenidos un algoritmo de evaluación de riesgo -una especie de calculadora de peligro- que permita identificar a los individuos más vulnerables y, por tanto, candidatos a un seguimiento estrecho.
Los participantes en esta primera fase, incluye a la periodista que escribió el reportaje para El Mundo, serán sometidos a una completa batería de pruebas destinadas a conocer mejor la enfermedad aterosclerótica, los factores relacionados con ella y su posible presencia a edades tempranas a través de pruebas de imagen.
Este estudio está en proceso y hay esperanzas de frenar la primera causa de muerte del mundo, como son las enfermedades cardiovasculares.