Japón alcanzó un nuevo récord: 99 763 personas de 100 años o más viven en su territorio, según el Ministerio de Salud. De ellas, el 88 % son mujeres, evidencia de una longevidad femenina sin precedentes.
La nación, con la esperanza de vida más alta del mundo, atribuye este logro a su dieta equilibrada, baja en sal y rica en pescado, vegetales y té verde, así como a rutinas de ejercicio comunitario.
Historias como la de Shigeko Kagawa, de 114 años, y Kiyotaka Mizuno, de 111, inspiran a nuevas generaciones. Ambos reciben reconocimiento oficial en el Día de las Personas Mayores, celebrado cada 15 de septiembre.
El fenómeno japonés se estudia en Okinawa, considerada “zona azul” mundial, donde la genética, la vida activa y la espiritualidad fortalecen la longevidad. Japón no solo envejece: demuestra al planeta que la vejez puede ser sinónimo de vitalidad.
La dieta tradicional japonesa, con bajo consumo de carne roja y énfasis en vegetales, pescado y soya, reduce riesgos de enfermedades cardíacas y cáncer. Esta base alimenticia, combinada con la vida activa, sostiene su sorprendente expectativa de vida.
Sin embargo, no todo es perfecto: estudios revelaron errores en registros de centenarios e incluso intentos de familias por ocultar fallecimientos para cobrar pensiones. Aun así, Japón sigue siendo ejemplo mundial de longevidad y resiliencia.