Lo que debía ser una iglesia para atraer a feligreses, ahora es guarida para personas de mal vivir, el recinto que es utilizado para libar licor, hacer pintas, actos contra la moral, drogadicción y para reuniones de barristas, que generan temor e inseguridad a los vecinos del sector 8 de la asociación Apipa en el distrito de Cerro Colorado.
El dirigente Emilio Vargas Vargas, indicó que son 700 personas que residen en el sector 8 y un grupo de los vecinos organizados hicieron la denuncia pública del riesgo al que están expuestos sus hijos, jóvenes y adultos mayores que diariamente caminan por dicha zona. Como primera medida, los vecinos llevaron una maquinaria y demolieron el pozo cerca de la iglesia e hicieron la limpieza del recinto.
Los residentes indignados encontraron hasta preservativos regados dentro de la iglesia abandonada.
A un costado de la cailla cruzando la vía arenosa está la vivienda de calaminas de la vecina Silvia, quien el miércoles 31 de julio, en horas de la noche escuchó a un grupo de barristas de Universitario provistos de machetes vociferando palabras soeces y causando temor a los vecinos.
La madre de familia tiene dos hijos, entre ellos una joven de 18 quien casi fue víctima de un desconocido que la siguió en un auto. Los pobladores viven atemorizados y por ello piden a las autoridades convertir el lugar en zona recreativa para la niñez y adultos mayores, sin embargo continúa olvidada.
Según los mismos residentes afirman que el recinto estuvo a cargo de la Iglesia Católica, pero fue olvidada debido a que el sacerdote a cargo falleció, a pesar que los pobladores fueron al Arzobispado jamás hubo respuesta de rescatar el templo.
Por su lado, el gerente de Seguridad Ciudadana, Renato Valdivia, manifestó que en el lugar habrá patrullaje por el personal de serenazgo y entregaron alarmas a los vecinos, las medidas son paliativas. Los vecinos exigieron a la municipalidad de Cerro Colorado la recuperación del recinto y mayor seguridad.