Conmemoramos los 199 años de la gesta que selló para siempre la independencia de América frente a la colonia española. La batalla de Ayacucho reunió huestes de todos los países de la región que, mostrando una de las mayores fuerzas unidas patriotas, logró superar las diferencias de todo tipo para darle la felicidad a toda la población.
En los registros de historia se recuerdan las palabras lanzadas por el mariscal Antonio José de Sucre antes de la batalla. “Soldados de los esfuerzos de hoy pende la suerte de América del Sur. Otro día de gloria coronará vuestra admirable constancia”, señaló el jefe militar, quien fue complementado por el general José María Córdova, quien soltó la frase que hasta resuena en la mente del ideario sudamericano: “Armas a discreción, paso de vencedores”. Así transmitía la confianza necesaria a sus subalternos para señalar que nada era imposible a pesar de la superioridad enemiga.
Además de las palabras heroicas de los jefes militares, se resalta la unidad que primó en el Ejército patriota. Hombro a hombro combatieron peruanos, chilenos, argentinos, venezolanos, colombianos, ecuatorianos, bolivianos y demás con el solo ideal de una América libre.
Tal vez un poco de esa unidad aún hace falta en nuestros días. La sociedad todavía se sumerge en el egoísmo de priorizar los intereses personales y no tiene en cuenta los ejemplos que la historia nos deja. La batalla de Ayacucho, al igual que otras gestas, nos demuestra que cuando tenemos una decisión firme y con el consenso del caso se pueden lograr grandes éxitos en la sociedad.
Que el ejemplo de Ayacucho perdure por siempre y que nuestros gobernantes y demás población asuman la necesidad de siempre apuntar hacia un objetivo común: el desarrollo de la sociedad en general.
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