Lo sucedido en Puno agrava la crisis que vive el país. No solo las protestas han afectado al sistema económico, sino han quitado la vida de peruanos y el conflicto que persisten en la zona altiplánica desangra al país.
Esta vez, se trató de un militar que falleció al intentar cruzar el río Ilave, mientras otros cinco compañeros están desaparecidos y conforme pasa el tiempo las esperanzas de hallarlos con vida es muy difícil.
La situación de esta región tan importante para el país merece la atención de todos, si Puno sufre, también sufre el país. Por eso, es lamentable que las protestas continúen y a medida que pasa el tiempo terminen de arruinar lo poco de avance en el proceso de reactivación económica. Se entiende la indignación debido a la crisis que vive nuestro país, pero el problema radica en que muchos manifestantes afectan a los emprendedores que quieren seguir trabajando. Ahora su protesta se mancha con grupos violentistas que azuzan a la ciudadanía y destruyen propiedad privada. Así hemos llegado a lo ocurrido este domingo en Ilave cuando un grupo de militares fue impedido de avanzar para dirigirse a su cuartel y tuvieron que meterse al río de la zona para buscar otra ruta. En ese camino varios se ahogaron y fueron rescatados por los pobladores que minutos antes los amenazaban.
Lamentablemente la vida de uno de los soldados se perdió y cinco siguen con paradero desconocido tras ser arrastrados por las aguas. En medio de ello, el Gobierno todavía no toma acciones más rápidas para contener la convulsión social que se vive en esta región altiplánica. No ha resultado suficiente el mensaje de la presidenta Dina Boluarte de llamar al diálogo, ella tiene deficiencias para dar soluciones.
Mientras algunos radicales sienten que la violencia es el único camino para obtener lo requerido y en ese lapso parece importarles poco que la cifra de muertos crezca debido a las protestas que perjudica el desarrollo y divide a los peruanos.