Una vez más la humanidad se presta a celebrar la navidad, una fiesta de amor, donde todos los seres humanos deseamos lo mejor y olvidamos cualquier tipo de distinción, recordando la presencia de Dios hecho hombre que vino a este mundo para poder salvarnos de nuestros pecados.
Esta fecha también nos sirve para analizar la gran diferencia que hay entre los hombres especialmente en el aspecto económico, donde observamos a mucha gente sin la capacidad de poder adquisitivo para poder celebrar esta fecha con los diferentes productos que se ofertan, será que la navidad se convirtió en algo comercial y material donde solo se predomina el consumismo olvidándonos de la verdadera esencia y el sentido que esta tienen, en donde podemos observar que hay gente que tiene para poder llevar al hogar una cena digna muchas veces producto de su trabajo y esfuerzo durante todo el año, pero también hay gente que sufre porque no tiene las mismas oportunidades o porque simplemente la sociedad les negó las oportunidades de desarrollo.
La Navidad nos debe recordar nuestra calidad humana, haciéndonos más sensibles a la realidad social, desarrollando en nosotros no solo la caridad como producto de lastima sino la necesidad de formar un mundo justo, donde predominen los valores y no se permite la pobreza especialmente en los niños y ancianos que muchas veces en esta fecha en vez de sentir la alegría, nos muestran escenas de como los hombres nos llenamos de soberbia y egoísmo y no tenemos muestras de humanidad hacia los demás dejando de lado el mandamiento del amor que nos invita a amar al prójimo como a uno mismo.
La Navidad no solo es el regalo o la gran cena, sobre todo simboliza el nacimiento del redentor quien nos dará la oportunidad de que los hombres podamos cambiar para vivir en un mundo mejor, debemos entender que en esta fecha no solo se debe desear cosas buenas sino sobre todo ponerlas en práctica y buscar una justicia social que nos permita convivir en un mundo pacífico, donde todos podamos construir un futuro diferente que nos permita tener la capacidad de respetarnos unos a otros y poner en práctica la dignidad humana, entonces la navidad se convertirá en un compromiso de los propósitos humanos que nos hagan personas de bien, capaces de ayudarnos y cuidarnos no solo a nosotros sino también a nuestro planeta.
El amor debe ser infinito e incondicional, debemos ponerlo en práctica no con palabras sino con hechos, la navidad no tendrá ningún sentido y solo pasaremos como una fecha de consumismo y no de reflexión, hagamos un pesebre en nuestros corazones y dejemos nacer a Jesús en el para que nos impregnemos de humildad, servicio, honestidad y sobre todo de justicia y que estas fiestas nos permutan recordar que somos humanos dotados de inteligencia pero sobre todo de amor que nos diferencia de los demás seres vivos.
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