La incertidumbre política vuelve a sacudir al país. En medio de tensiones entre el Ejecutivo y el Congreso, se habla nuevamente de una posible vacancia presidencial. De concretarse, Perú sumaría siete presidentes en apenas nueve años, una cifra que no solo alarma por su magnitud, sino que evidencia una profunda crisis de gobernabilidad que parece no tener fin.
Este escenario de inestabilidad ha debilitado la confianza ciudadana en las instituciones democráticas. La constante rotación de mandatarios, muchas veces marcada por escándalos, enfrentamientos y decisiones apresuradas, ha generado un clima de desafección política. La población, cada vez más desencantada, observa cómo las prioridades nacionales se diluyen en medio de disputas de poder.
Analistas advierten que este récord negativo no es solo una estadística preocupante, sino un reflejo de problemas estructurales que requieren reformas urgentes. La falta de consensos, el uso recurrente de la vacancia como herramienta política y la debilidad de los partidos han convertido al país en un terreno fértil para la polarización y el desgobierno. Mientras tanto, temas clave como la reactivación económica, la seguridad y la educación quedan relegados.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿hasta cuándo podrá sostenerse este modelo sin colapsar? La historia reciente demuestra que sin un pacto mínimo de gobernabilidad, cualquier intento de estabilidad será efímero. Perú necesita más que cambios de rostro en Palacio: requiere una transformación profunda que devuelva la legitimidad a sus instituciones y la esperanza a sus ciudadanos.
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