Luego de todo lo que viene sucediendo estas últimas semanas del año, ¿alguien podría siquiera dudar que lo que tenemos en nuestro país no es democracia? Avasallamiento de todas las instituciones, violación de la separación de poderes, destrucción de la poca institucionalidad que teníamos, incumplimiento de tratados internacionales, impunidad a violadores de derechos humanos y la lista continúa. En una columna anterior hablábamos de un concepto que podría describir lo que ahora vivimos; creemos que es necesario desarrollar un poco la idea de la dictadura de las mayorías.
La expresión dictadura de las mayorías se utiliza para describir una situación en la que una mayoría, en nuestro caso parlamentaria, ejerce un poder abrumador sobre la minoría, llegando a limitar o ignorar los derechos y opiniones de esta última. El término se asocia comúnmente con la preocupación por la protección de los derechos individuales y las libertades en el contexto de la toma de decisiones democráticas.
Si bien es cierto, en un sistema realmente democrático las decisiones son tomadas por la mayoría, es esencial tener en cuenta que la verdadera esencia de la democracia implica proteger los derechos de las minorías y garantizar que no sean sistemáticamente oprimidas, como viene sucediendo. La dictadura de las mayorías se manifiesta de diversas maneras. Por ejemplo, puede surgir cuando la mayoría vota a favor de políticas que benefician sus propios intereses a expensas de los derechos de la minoría. O también cuando por el simple hecho de tener votos (mayoría) no se sanciona legalmente a los aliados o se sanciona ilegalmente a los opositores. Esto conlleva un sentimiento de marginación, discriminación o incluso la pérdida de derechos fundamentales para aquellos en la minoría.
Para evitar la dictadura de las mayorías, las democracias modernas (y el Perú evidentemente no lo es) suelen incluir salvaguardias institucionales y legales para proteger los derechos individuales. Estas salvaguardias incluyen la separación de poderes, la protección de los derechos humanos en constituciones y la promoción de un sistema judicial independiente que pueda revisar y anular decisiones que violen principios fundamentales.
Es importante destacar que el equilibrio entre la toma de decisiones mayoritaria y la protección de los derechos de las minorías es un desafío constante. En última instancia, se busca evitar que la democracia se convierta en una herramienta que permita a la mayoría imponer sus deseos sin restricciones sobre la minoría.
Lamentablemente la mayoría parlamentaria hizo, hace y seguirá haciendo lo que le de la gana, mientras el pueblo sigue mirando a otro lado.