En esta ocasión saldremos un poco de los temas políticos y económicos, de los que nos estamos acostumbrando a hablar en estas últimas semanas. Estando muy cerca a las fechas por el Día de la Madre y creo que es propicio hablar de este tema ahora.
Supongo que los lectores de esta columna recuerdan a mamá de diversas formas, pero muchas van a coincidir sobre todo los que nacieron en los 80’S y 90’S, ya que la crianza después de eso, cambió y mucho.
Por ejemplo, en mi colegio tenían un sistema de calificación que se realizaba de 0 a 10 lo ponían en la libreta con lapicero de color rojo, 11 y 12 con lapicero de color verde y de 13 hasta 20 con color azul, de esta forma era superdifícil engañar a mamá con las calificaciones, además que si sacabas dos o más de dos rojos en la libreta de notas, la tutora del salón solo le entregaba la libreta a mi mamá previa reunión de consejería con ella.
Obviamente yo ya sabía en qué cursos jalaría y la esperaba en casa y rezaba para que no reaccione mal y no se enoje, obviamente eso no pasaba porque mi mamá decía que la hacía pasar vergüenza con la profesora y regresaba a casa furibunda por los jalados, no solo me castigaba con no ver televisión o no jugar supernintendo o relizar las labores en el hogar. No, mi mamá agarraba el famoso “San Martín de tres ramales” y tas tas uno por cada rojo y encima se quejaba con papá que remataba con sus mensajes que te hacían sentir peor.
Pero nada de eso me traumó ni me generó trastornos como hoy en día se dice. Mis papás siempre me explicaron el porqué de sus actos, lo mucho que me amaban y el gran esfuerzo que hacían por mí y mis hermanos, además solo se corrige a lo que se ama decían, nunca los juzgué, muy por el contrario, les agradezco por forjar el hombre que hoy han formado en mí.
Tengo muchos defectos, pero soy respetuoso de la autoridad, de mis mayores o superiores, a ser responsable, del trabajo duro, dedicado y del temor a Dios.
Mi mamá me educó con mucho amor, solo tengo palabras de amor y agradecimiento a ella, pese a los “San Martín”, “Chancletazos” o “Jalones de orejas”, la amo. Años después ya adulto leí en la biblia que en PROVERBIOS 13:24 dice: “El que no corrige a su hijo, no lo quiere; el que lo ama, lo corrige”. Sé que mi madre me dio lo mejor de sus años y lo mejor que tenía en ese momento.
Gracias mamá DEYSI.