En las últimas horas se hizo viral la noticia de una mujer que derrumbó la casa donde vivía con sus hijos luego que su exsuegro ordenara desalojarla. Ella señaló que la vivienda fue construida con su esfuerzo y por lo tanto nadie más tenía derecho a ocupar esas habitaciones.
Lo cierto es que todo partió de construir en un terreno que pertenecía a otra persona, es decir el exsuegro. A ello debemos agregar que la mujer tuvo diferencias con su expareja (el hijo del propietario) quien, a su vez, ya formó otra familia con dos hijos más. Antes de este conflicto todo era felicidad.
Ahora todo se encuentra entrampado. La demolición fue suspendida por las autoridades municipales. La mujer, por su parte, se justificó ante los medios debido a los problemas con integrantes de la familia de su expareja. Estos últimos señalan que el desalojo solo es para la mujer.
En medio de todo, los hijos de la pareja figuran como víctimas expuestas ante el dominio público y el conflicto entre adultos. Ahora están sin un hogar constituido, una casa construida y un ambiente de amor que garantice su debido desarrollo. Una vez más, los hijos pagan por los errores de los padres.
Fuera de los problemas legales que llegan tras construir en terreno ajeno, lo cierto es que se trata de una familia que simplemente se rompió y que terminó expuesta ante los medios de la forma menos adecuada. Hablamos de la célula básica de la sociedad que otra vez está envuelta en conflictos.
Por el bien de los integrantes más pequeños, esperemos que todo pueda llegar a buen puerto para evitar que la sociedad se siga derrumbando como la vivienda donde antes se cobijaban. Los menores no merecen pagar por los errores de los adultos y peor aún cuando estos originan que literalmente se queden sin un lugar digno para vivir.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
