La consigna de muchos ciudadanos, que más parecen vándalos, es que todos deben respetarlos y nadie puede contradecir sus ideales de protesta o harán lo que sea para hacerse respetar. En esa terrible forma de vida, ayer una turba asumió que tenía el derecho de lanzar piedras e intentar incendiar la vivienda del gobernador regional de Madre de Dios, Luis Otsuka Salazar. Sin embargo, este grupo no contaban que ante la desesperación de la autoridad regional, este iba a defender a su familia con uñas y dientes, al disparar al aire para espantar a los vándalos.
La autoridad aseguró que el uso de su arma de fuego es con un permiso oficial y que nunca hubiera sacado ese instrumento. Sin embargo, ante una situación más que crítica, tuvo que proteger a toda costa a los suyos.
La protesta sigue alcanzando niveles muy lamentables. El caso de la vivienda de la autoridad no es el primero y esperamos que sí sea el último. Ya fuimos testigos de la quema de la vivienda de un congresista en Ilave, el ataque a la notaría propiedad del hermano del premier, entre otros. lamentablemente quienes encabezan este accionar no tienen en cuenta que en estas propiedades también viven personas inocentes que nada tienen que ver con sus reclamos ante el gobierno.
Esto también lo vemos reflejado en nuestras carreteras. Hasta el jueves varios sectores eran tierra de nadie y la Policía no se daba abasto para lograr la calma. El panorama cambió en parte este viernes, luego que los ministerios del Interior y Defensa indicaran que las Fuerzas Armadas apoyarían en la preservación del orden. En buen cristiano se daba el visto bueno para reforzar las acciones frente a lo que plantea un grupo minúsculo que fomenta la violencia y el ataque a la propiedad estatal y privada. Esperemos que no haya más violencia y prime la razón en nuestro país.
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