La sombra de la guerra que parecía en un sitio tan lejano como Medio Oriente ahora ya se siente en todas partes del mundo. Nuestro país no es ajeno a ello. El ejemplo más claro lo vemos con el deceso lamentable de dos peruanos: Brandon Flores y Daniel Levi, el primero en combate y el segundo en plena labor humanitaria de ayudar a los heridos. De igual manera, hasta el momento suman otros tres compatriotas registrados como desaparecidos durante el conflicto bélico. Son cinco familias que viven en el dolor de perder o desconocer el paradero de sus seres queridos.
En el caso de Arequipa, también hay repercusiones. Son 23 arequipeños que viajaron en peregrinación a Tierra Santa desde el 2 de octubre y que jamás imaginaron que su periplo por el lugar sagrado se convertiría paradójicamente en un infierno. Actualmente se encuentran varados en un hotel de Jerusalén expuestos a cualquier bombardeo y no tienen como salir de la zona pues los vuelos están suspendidos desde el fin de semana.
Similar drama viven en otras naciones, hay ciudadanos de todo el mundo en la zona de guerra y miles de familias que rezan porque sus seres queridos retornen con normalidad y estén protegidos. Mientras tanto, la paz parece muy lejana de la zona de conflicto. Pocas gestiones se hicieron hasta el momento y, por el contrario, todo hace indicar que para ambos bandos en guerra surgió el respaldo de otros países con la garantía de brindar refuerzos de distintos tipos si le escalada de bombardeos incrementa.
Esperemos que la paz pueda imponerse en los próximos días. Sabemos que es muy difícil por los antecedentes históricos que rodean a la zona de conflicto. Sin embargo, seres humanos inocentes no merecen sufrir por una guerra con la cual ni siquiera están de acuerdo. El deseo es mundial para que la calma retorne a Medio Oriente.