En el Perú, cada proceso electoral abre la posibilidad de renovar la confianza ciudadana en la política. Sin embargo, esa oportunidad suele verse empañada por la llamada “guerra sucia”, donde los ataques personales y la desinformación predominan sobre el debate de ideas. En un contexto de crisis institucional y descontento social, resulta vital que las campañas se centren en propuestas claras y viables que respondan a las necesidades reales de la población. La ciudadanía exige soluciones concretas en temas como empleo, seguridad, salud y educación, y no espectáculos de confrontación vacía.
La responsabilidad recae principalmente en los postulantes, quienes deben asumir con mayor conciencia el rol que desempeñan en la construcción de un futuro democrático. Difundir sus planes de gobierno de manera transparente y accesible es una obligación ética, más aún en un país donde la desconfianza hacia la clase política es alta. Una campaña de propuestas no solo fortalece la credibilidad de los candidatos, sino que también permite que los votantes ejerzan un voto informado, alejándose de la manipulación emocional que suele caracterizar las campañas negativas.
El uso de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, añade un reto adicional. Estas herramientas pueden ser empleadas para enriquecer la comunicación política, acercando las propuestas a más ciudadanos mediante análisis de datos y difusión masiva. Sin embargo, también pueden ser utilizadas para fabricar noticias falsas, manipular percepciones y amplificar ataques. Por ello, la ética en el uso de la inteligencia artificial se convierte en un factor crucial: los candidatos deben garantizar que la tecnología se utilice para informar y educar, no para engañar.
En conclusión, el Perú necesita campañas electorales que prioricen las propuestas sobre la confrontación. La democracia se fortalece cuando los ciudadanos pueden comparar planes de gobierno y elegir con conocimiento, en lugar de dejarse llevar por rumores o ataques. La conciencia de los postulantes y el uso responsable de la inteligencia artificial son claves para que las elecciones se conviertan en un verdadero ejercicio de participación ciudadana, capaz de abrir caminos hacia un país más justo y con instituciones sólidas.