Adolf Hitler, en su gobierno y durante la Segunda Guerra Mundial tuvo un siniestro personaje: Paul Joseph Goebbles, un temido demagogo y agitador de masas que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich (la Alemania nazi o Alemania nacionalsocialista) quien en Berlín organizó disturbios y enfrentamientos en las calles contra los comunistas. El uso de discursos vividos y protestas violentas aumentaron el número de seguidores del partido de Hitler. Su lema: “Miente, miente, que algo queda”.
En Perú tenemos a pequeños Goebbles, que mienten y agitan al pueblo con discursos irreales que se convierten en “verdaderos” con lo repetitivo que se dan en algunos medios de comunicación social (prensa, radio y televisión), donde la mayoría de dueños de estas empresas de comunicación, están vinculados con investigaciones fiscales por las coimas recibidas de Odebrecht y del Club de la Construcción, entre otros.
En las últimas semanas el pueblo peruano ha sido “bombardeado” con titulares y notas periodísticas para censurar el ministro del Interior, que se logró gracias a que Fuerza Popular le retiró el apoyo a la presidenta Dina Boluarte. Dicen que Keiko pidió controlar cuatro ministerios; otros comentan que quiere desvincularse de este desastroso gobierno con miras a elecciones 2026.
Cayó el ministro Juan José Santiváñez. ¿Se acabaron las muertes por extorsión? ¿Bajó los niveles de delincuencia? No, definitivamente no. Al contrario aumentaron los casos de asesinatos por sicarios. Entonces, la solución no iba por ese camino.
Pero, pareciera que estamos viviendo intentos sistemáticos de golpes de Estado por parte de una prensa coludida con dueños investigados por coimeros y que tienen, ahora, su mejor aliado: el Ministerio Público y Poder Judicial. Y también por el minúsculo grupo de caviares que saben mover las masas y agitar a la población. Con participación de varias ONG que antes recibían subvenciones del gobierno norteamericano vía USAID.
La estrategia que montaron fue centrarse en el problema número uno del país: la seguridad ciudadana, que a todos nos afecta. Tipo Goebbles, crearon con titulares y noticias la necesidad de censurar al ministro del Interior y ahora van por la vacancia de Dina Boluarte.
Así haya un nuevo presidente, no solucionará el problema delincuencial del Perú. Lo comentamos hace una semana, la solución está en la reforma del Ministerio Público y Poder Judicial; dar leyes con severas sanciones a los sicarios, extorsionadores, etc., incluso aplicar la pena de muerte, lo que significa renunciar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Quién tienen la llave para solucionar esta tragedia, es el Congreso que debe formular nuevas leyes y la presidenta, quien debe retirar al Perú del Pacto de San José, para aplicar la pena de muerte. Lo demás es demagogia