Hace dos meses se estrenaron en sus gestiones, el exrector Rohel Sánchez como gobernador regional y Víctor Hugo Rivera, como alcalde de Arequipa, sus promesas de cambio y eficiencia en la administración pública, van cayendo tan rápido y estrepitosamente como han caído los muros de toda estructura que la fuerza de las lluvias ha tocado.
Ambos, presurosos y olvidando que son autoridades y que también representan al Estado, reclaman renuncias, exigen que se escuche el clamor popular, y que se ponga autoridad y orden. Además, Sánchez pide la destitución del ministro de Educación, “los colegios no están limpios … además nos dijeron que el material educativo está en las UGEL, pero no hay quien los lleve a los colegios”, argumenta el gobernador, como si en el ejercicio de sus funciones no tuviera él, la responsabilidad de garantizar los servicios de educación en la región.
En anterior columna señalamos que, a la fecha, Sánchez no ha gastado ni un sol para el mantenimiento de la infraestructura educativa.
¿Qué está esperando el gobernador, que desde Lima le digan qué tiene que hacer y cómo debe hacerlo? Luego nos quejamos del centralismo, cuando nuestras autoridades regionales y locales olvidan que tienen autonomía para gestionar los recursos asignados para las diferentes funciones como la de educación, a través de actividades o proyectos de inversión pública.
Los colegios no solo no están limpios, suponemos que el gobernador conoce que en Secocha, por ejemplo, el barro del huaico del pasado 5 de febrero dejó sin escuela a los más pequeños del nivel inicial, y el colegio de primaria ha tenido que ser limpiado por los padres de familia, porque las autoridades locales y regionales se han desentendido.
En Arequipa más de un centenar de centros educativos tienen la infraestructura dañada, los de condición grave son aquellos que tienen muros colapsados como es el caso de Paucarpata, hay centros educativos que presentan filtración en sus estructuras o han sufrido inundación de sus ambientes y finalmente hay colegios que tienen sus paredes con algunos desprendimientos de pintura y aulas humedecidas, esperando mantenimiento, ¿para cuándo? No sabemos.
En la región, hay más de 390 mil escolares de educación básica regular, más de la mitad van a escuelas públicas, que no garantizan educación de calidad; mientras tanto, nuestro gobernador y alcalde se lavan las manos como Poncio.
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