Pasaron fiestas patrias y con ellas, por segundo año consecutivo, un nuevo mensaje a la nación de la señora Boluarte, el último de su cuestionada gestión. Y, al igual que en el 2024, la señora hizo un listado de todo lo que supuestamente realizó en gestión gubernamental desde diciembre del 2022.
Boluarte nos pintó un panorama económico alentador, con proyecciones de crecimiento del PBI entre 3.1 % y 3.5 % para el presente año, cifras que su propio ministro de economía salió a desmentir el mismo día. Según el MEF, las reservas internacionales alcanzaron cifras históricas, mientras que las exportaciones superaron los 74 mil millones de dólares. Además, anunció la adjudicación de 30 nuevos proyectos de inversión público-privada. Como respuesta a la creciente ola de inseguridad ciudadana, el gobierno incorporó 21 mil nuevos efectivos policiales y entregó 1400 vehículos para reforzar la vigilancia. Se implementó un moderno laboratorio de criminalística y se inició la renovación tecnológica de la Policía Nacional, con el objetivo de mejorar la capacidad operativa y la confianza ciudadana; sin embargo, aún no se observa ningún resultado concreto. Boluarte subrayó el destrabe de 57 obras hospitalarias y la ampliación de la cobertura del SIS, que ahora alcanza a más de 26 millones de afiliados. Presentó un nuevo programa nacional de alimentación y bienestar comunitario, orientado a fortalecer la atención primaria y combatir la desnutrición en zonas vulnerables; pero recordemos que lo mismo hizo mese antes, solo cambiando el nombre al extinto Qaly Warma por Wasi Mikuna, que presentó los mismos problemas de alimentos en malas condiciones, intoxicando a los niños más pobres. Boluarte puntualizó que se entregaron 153 nuevos colegios y que se otorgaron más de 83 mil becas. La presidenta también anunció una estrategia para promover la inclusión digital en zonas rurales, reconociendo la brecha tecnológica como un obstáculo estructural para la equidad educativa. Pero no solo de infraestructura vive la educación, más aún cuando tenemos maestros sin evaluaciones periódicas o cuando se evalúa a los estudiantes con criterios muy cuestionables, para hacer creer a la ciudadanía que los indicadores han mejorado; el olvido a los profesores (de todos los niveles) sigue siendo una constante.
Estos fueron algunos anuncios realizados en temas clave, como economía, seguridad ciudadana, salud y educación; sin embargo, todo terminan siendo palabras bonitas, ya que a poco menos de un año de dejar el poder, Boluarte no ha marcado un rumbo claro de su gestión. La única seguridad que tenemos es que habrá elecciones generales en el 2026. Palabras sin esencia, sin sentido y sin un propósito claro, más que el tratar de hacer quedar bien a una frívola gobernante que no piensa en otra cosa que en sus viajes y lujos personales.