Lo ocurrido con la fallida reunión de la presidenta Dina Boluarte con su homólogo de los Estados Unidos, Joe Biden, ha traído más repercusiones en nuestra clase política. Para comenzar se ha tenido la renuncia del embajador de nuestro país en tierras norteamericanas, Gustavo Meza Cuadra, y de la canciller Ana Gervasi.
Con ello queda demostrado que hubo fallas en varios estamentos al momento de planificar lo que sería una cita bilateral de mucha importancia para garantizar las inversiones en nuestro país. Quienes llevan adelante la política exterior terminaron con su trabajo por los suelos. Todo hace indicar que no se aprendió la lección de lo ocurrido con la visita al papa Francisco, donde más se tuvieron memes que resultados de los encuentros de la mandataria.
Estos problemas van a a traer más cola de lo esperado. Ya en el Congreso circula una iniciativa legislativa que apunta a echarse abajo la presidencia remota que ejerce Dina Boluarte cada vez que viaja al exterior. La gota que derramó el vaso fue el último viaje a los Estados Unidos. Una de las principales razones fue permitir la cita de la mandataria con su par estadounidense que al final no se dio. Con ese solo argumento cualquiera puede cuestionar a todas luces la conveniencia que nuestra presidenta viaje al extranjero.
Y es que el equipo de trabajo de la presidenta Dina Boluarte debe poner las barbas en remojo. Hasta el momento no hay resultados de los anteriores viajes y, peor aún, diera la impresión que el Gobierno es cada vez menos bien visto ante los demás países. Solo así se explica que el gobierno de Joe Biden si tuviera tiempo para reunirse, por ejemplo con el mandatario chileno Gabriel Boric y no con Boluarte Zegarra.
Veremos si en las próximas horas hay más cambios producto de la política exterior del gobierno Boluarte. Sino los papelones seguirán y con ello la tendencia a la crisis por todos los lados de quienes gobiernan al mando de Dina Boluarte.
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