Terminamos el primer trimestre del año y la realidad continúa, siguen aumentando los niveles de pobreza, la crisis es cada vez mayor, hay una suba permanente de los alimentos de primera necesidad, ni siquiera el pan puede aliviar el hambre de muchos hogares. El sistema de salud es cada vez peor donde millones de peruanos no pueden acceder a una atención adecuada, ya que no encuentran citas o la atención es tan mala que solo te recetan medicamentos que alivian y no curan, los médicos se dedican a escribir en la computadora, ya no revisan al paciente, solo recetan sin siquiera hacer un análisis o un diagnóstico manual.
El sistema educativo sigue igual o peor que antes, vemos que no se hizo absolutamente nada por cambiar, no se desarrollan proyectos, no se trabaja en base a las capacidades, habilidades y destrezas de los estudiantes y solamente se cumplen con programaciones que son obsoletas para generar una sociedad competitiva, toda la reforma universitaria se fue al tacho porque ahora solo responde a interés particulares de los dueños de las grandes universidades que están en los poderes del Estado y no se asume con responsabilidad la formación de nuevos profesionales.
La corrupción y la política van de la mano, hay un cinismo completo, se siguen las mismas prácticas de siempre y no hay un castigo ejemplar porque el Poder Judicial también está inmerso en ello, los dirigentes se llenan los bolsillos a base del sufrimiento de los ciudadanos, pareciera que la conciencia ya no funciona en los líderes y su única carrera es el enriquecimiento ilícito, dejando destrucción e infelicidad en todos.
Nuestra historia se repite permanentemente por muchas décadas porque nosotros lo permitimos, entregamos el poder a gente incapaz, sufrimos porque queremos, tenemos una baja autoestima que siempre nos gusta estar sometidos a los demás, cuando muchas veces la solución pasa por nuestras manos y nuestra verdadera personalidad, debemos aprender de cada lección y dejar que subestimen nuestra inteligencia. Hagamos un análisis verdadero de quienes quieren un verdadero cambio, para que nuestras generaciones vean otra realidad, no dejemos que las emociones nos gobiernen y aprendamos a tomar decisiones correctas en el futuro, participemos en el sistema educativo y busquemos que este mejore, ya que es la única garantía de un verdadero cambio.