La muerte de un ciudadano a manos de un sujeto, que se dedicaba a limpiar parabrisas en las calles de Lima, originó una respuesta de diferentes autoridades con la finalidad de enfrentar este problema derivado de la informalidad en el sector laboral y migratorio.
Durante los últimos días hemos visto como se han realizado una serie de intervenciones en diferentes distritos del país sobre las personas dedicadas a la actividad de limpiaparabrisas. Se encontró una serie de problemas. La mayoría de estas personas, nacionales y extranjeras, no portaban la documentación en regla. Peor aún, se les decomisó armas punzocortantes como cuchillos. Ante ello ¿estamos frente a personas necesitadas de trabajo o ante sujetos que se disfrazan para cometer fechorías?
Cierto es que también debe haber personas necesitadas de trabajo que encontraron en este y otros rubros (tapar huecos en la pista, vender golosinas y demás productos, etc.) la oportunidad de conseguir ingresos amparadas en un paradero o un semáforo. Lamentablemente son más los casos de quienes prácticamente recurren a la extorsión para obtener ingresos de parte de los transportistas y si no ocurren así atacan hasta llegar, incluso, a la muerte.
Las propuestas para combatir esta problemática van desde prohibir completamente esta actividad, multar a quienes la ejercen, hacer lo mismo con los choferes que la permiten hasta empadronar a los limpiaparabrisas. En este tema hasta el ministro del Interior, Vicente Romero, se permitió opinar y respaldó restringir a estas personas. Veremos cuál de todas las medidas se impondrá.
Nuestras autoridades están llamadas a verificar todos los problemas que afectan al ciudadano de a pie en sus jurisdicciones. No esperemos una nueva muerte para reaccionar recién.
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