Que los empresarios se trasladen por unas horas a Urubamba, Cusco y participen de la CADE 2023 no significa que son parte del Perú alejado. Se reúnen lejos de Lima para simular conexión con la realidad. Simples comunicados de sus gremios contra la ofensiva anticapitalista no surten efecto. Peor todavía: Callados frente a deliberados ataques a las libertades políticas y personales. Más de uno habrá pensado acomodarse con Pedro Castillo y ver qué pasa, esperando que otro encienda la mecha opositora. Y así como la delincuencia tasó a la población y a su antojo roba, asalta, extorsiona y mata, así también conocido por los comunistas el perfil del empresario peruano.
Sin mayor oposición fue derogada la Ley de Promoción Agraria, el sistema privado de pensiones se destruye, la industria alimentaria es atacada, aprobadas leyes mercantilistas y, entre más, la arremetida contra la minería se multiplica. Los socialistas avanzan por la parálisis de los capitalistas.
“La bancarrota moral, política y económica del marxismo y el colapso de los regímenes comunistas no fueron el fin de la historia”, escribió Peter Drucker, el padre de la administración moderna. Una guerra cultural bien planeada originó nuevos regímenes autoritarios de izquierda en Venezuela y Nicaragua; y gobiernos con ganas de parecérseles en España, Argentina, Chile, Ecuador y Perú. “Las mismas fuerzas que destruyeron al marxismo como sistema social están volviendo obsoleto el capitalismo”, vaticinó Drucker.
Socialistas han tomado los espacios públicos e instituciones educativas. Libros escolares disculpan a los terroristas, aparecen como luchadores sociales, y las fuerzas del orden como enemigas de la sociedad. Hasta en textos introdujeron direcciones Internet con contenidos pornográficos. Campeones inventando gremios y organizaciones sociales. Captan escritores, periodistas y artistas. Los premian para hacerlos brillar. Crean heroicidades falsas (Inti, Bryan y Máxima Acuña). Libros, películas, teatro, conferencias son subvencionados por el Estado a costa de la pobreza e ignorancia de las mayorías.
El modelo mafioso de las constructoras brasileñas pagaba facturas. Contrariamente, los capitalistas no organizan la defensa de valores y costumbres, menos de ideales de justicia y prosperidad. Este empresariado bobo y mercantilista no se incomoda con la arremetida cultural que pondría a otros Castillo en la presidencia. No alienta corrientes artísticas e intelectuales contrarias al socialismo y progresismo.
La CADE 2023 pasó. Lo dicho allí, en momentos en que se plantea la recuperación económica, importa a pocos.