La violencia sigue alcanzado límites insospechados e irracionales en el marco de las protestas contra el Gobierno. Y estos actos se repiten en ambos bandos. Se registraron muertes y heridos entre manifestantes y la Policía.
En eses sentido nos preguntamos hasta cuándo seguiremos en esta escalada de violencia que nos está acercando cada vez más al abismo. El Perú no merece que una persona sea atacada de manera salvaje por un grupo que, abusando de su superioridad numérica, se atreve a golpear y lanzar cuánto objeto tenga a la mano hasta dejar a su ocasional víctima al borde de la muerte.
Los últimos actos de este tipo ocurrieron en el distrito de La Joya (Arequipa) y en la región Ica. En ambos, el salvajismo de algunos sujetos se ensañó con efectivos policiales. En el primer caso el agente estuvo a punto de ser quemado vivo pues fue liberado bañado en gasolina. Mientras que en nuestra región vecina, los videos que circulan en redes sociales muestran tal nivel de violencia que resulta incomprensible que provenga de seres humanos racionales.
Desde esta tribuna exhortamos a ambos bandos a sentarse a conversar. La premisa es deponer las actitudes violentas. Ya no queremos lamentar más muertes de peruanos y peruanas que tal vez solamente se preocupan por los suyos y termina entregando su vida a costa de quienes fomentan la violencia como bandera de un país llamado Perú.
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