Pese a cualquier contexto negativo, de desorganización y otros problemas, el Corso de la Amistad que se desarrolla el 15 de agosto por aniversario de Arequipa, siempre es una fiesta, un buen rato de gozo, disfrute, alegría y brindis.
La alegría de ver a las delegaciones, de recibir algún regalo de un carro alegórico y otros momentos divertidos fue en lo único que pensaron cientos de arequipeños que ayer fueron estafados por comerciantes, quienes solo pensaron en el lucro que les dejan tener las autoridades.
¿Qué pasó? Pues, negociantes que invadieron sin permiso las calles vendieron a 100 soles cada silla de plástico para que los espectadores puedan ver las estampas del Corso de la Amistad 2024.
Las personas compraron porque querían disfrutar, los comerciantes eran exigentes, la silla más lejada tenía un costo de 40 soles.
La mayoría de familias acudió con 7 a más integrantes, vaya que sí gozaron algunos su agosto.
Pero, al concluir este pasacalle de alegría, ninguno de esos negociantes intentó al menos recoger la basura que generaron los clientes.
Pedir soluciones a las autoridades es casi imposible, por décadas existe el abuso y aprovechamiento del mal negociante. Es un amplio problema económico social.
Tal vez sería una idea que desde el municipio separen más espacios en la calle para regalar los asientos, aunque es difícil pronosticar qué pasaría, pues cada 15 de agosto, por lo menos 100 mil arequipeños llegan a la avenida Independencia porque aman ver a las delegaciones. En fin, seguramente en algún momento se acabe el abuso de los más vivazos.