A manera de respeto póstumo me hubiera gustado nombrar en esta columna el nombre de las víctimas de la delincuencia, pero me limitaré a narrar algunos de las decenas de hechos que en las últimas semanas vienen horrorizando al país.
En Sullana, dos jóvenes ingenieros y una prometedora topógrafa, todos veinteañeros, fueron asesinados por extorsionadores a manera de mensaje porque la empresa constructora se negaba a entregar el monto que por extorsión se les pedía. En una de las puertas del centro comercial El Trece, en San Juan de Lurigancho, otro joven fue emboscado por un grupo de delincuentes, les entregó todo lo que tenía, les dio la espalda para evitarse problemas no viendo sus rostros. No oponer resistencia no le valió de nada, le dispararon en la nuca acabando con su vida. Una señora, inocente ciudadana que viajaba en un microbús, murió como consecuencia de las balas que le dispararon al vehículo unos miserables. Y así muchos casos más.
La Policía Nacional del Perú se encuentra desconcertada. No porque no sepa qué hacer sino porque al frente del comando político tiene como ministro del Interior a Juan José Santivañez, un incompetente personajillo dedicado a dar explicaciones sobre sus encuentros turbios con otras personas. Este funcionario, Juan José Santivañez, es el mismo que en una ola criminal recibió el abrazo de Dina Boluarte, en símbolo de desprecio al clamor ciudadano que clama por su reemplazo.
Hace poco, en una radio de Ica, un locutor dijo que había escuchado que Vladimir Cerrón se encontraba en la zona. Ese rumor fue suficiente para que el ministro del Interior movilizara a decenas de policías a la zona, que obviamente hicieron el ridículo pues no encontraron nada, ni siquiera indicios. Todo había sido un rumor. Ese es el nivel del actual ministro del Interior.
La inseguridad ciudadana es el principal de nuestros problemas. Miles de negocios están quebrando por la extorsión y decenas de ciudadanos que no pueden pagar están muriendo asesinados. Sin embargo, que quede en el registro, en el gobierno y en el Congreso apoyan y defienden la gestión del ministro Santivañez. Tremenda irresponsabilidad algún día tendrá que enfrentar su tamaña irresponsabilidad.
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